La única respuesta que se les ocurre a los chilenos pro “embarazo forzado” por violación, frente a esta masiva violencia machista, es la “protección de la vida por nacer” a todo evento, en un acto supremo de negación del dolor del otro, la ausencia absoluta de cualquier tipo de empatía con las víctimas y la evidente disposición a restarse de la búsqueda del bienestar común.