Tarde o temprano se saben las cosas. Si cuando en diciembre del 2009 todos sospecharon de que la modificación a la normativa de urbanismo por parte del Ministerio de Vivienda era un traje a la medida para la aprobación de la Central Campiche, cosa que desmintió tajante la ministra de la época, Patricia Poblete; la filtración de los cables de la Embajada de EEUU de Wikileaks da luces a una oscura trama de corrupción en las más altas esferas de gobierno.