La caída de Dilma parece exigir una lectura obvia por parte de la izquierda. De nuevo en la historia de Latinoamérica, un gobierno de matriz nacional-popular es derrocado por las elites neocoloniales. Una vez más, el intento geopolítico de construir un eje alternativo al imperialismo de Washington, esta vez a través de los BRICs, acaba aplastado por una restauración conservadora.