El gobierno macrista fue legitimado en las urnas hace menos de dos meses y ha leído dicha legitimación como una autorización para avanzar sobre los límites de la democracia argentina, enfrentando cualquier protesta social con una represión abierta y creciente, dispuesta incluso a tomar vidas, como las de Santiago Maldonado o Rafael Nahuel. El huevo de la serpiente corroe por dentro a la democracia argentina y sólo una respuesta rápida, masiva y contundente podrá impedir su destrucción.