Bergoglio no es marxista y la palabra «capitalismo» no aparece en la Encíclica [Laudatio Si]. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época resultan de los «engranajes de la actual economía globalizada», engranajes que constituyen un sistema global, «un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso».