Los jóvenes universitarios, Exequiel Borvarán, de 18 años, y Diego Guzmán, de 26 años, son los nuevos mártires de la larga y ardua lucha de los estudiantes, por el derecho a una educación gratuita, laica, de calidad y universal. Su asesino fue Giuseppe Briganti, típico producto del lumpen-fascismo, que no ha sido erradicado de la mentalidad de algunos de los chilenos que rinden culto a la propiedad privada, colocándola por encima del valor de la vida humana. Este fanático culto al dinero, difundido especialmente por la UDI, por hijos de Guzmán Errázuriz, por los Piñera y por los plutócratas de las dos castas políticas en el poder, cuya miseria moral ha sido develada ante la ciudadanía por los escándalos de corrupción de los políticos por parte de los grandes empresarios, empleando el cohecho, el soborno, el fraude al fisco, el lavado de activos y las cuentas millonarias en paraísos fiscales