No voy a responder a esa pregunta. Prefiero centrarme en lo gordo, lo trascendental, en aquello que cambió o cambiará el mundo. Para ello debo remontarme al acontecimiento histórico más importante del siglo XX (y posiblemente de los últimos cinco mil años): La revolución de la mujer y su conquista heroica, inconclusa, de los Derechos Humanos, en una pequeña parcela de este planeta de destino incierto.