El domingo pasado, en medio de una lluvia pertinaz, conmemoramos en el popular distrito de Horta-Guinardó de Barcelona los 80 años de la partida de la ciudad de las Brigadas Internacionales. Cuando las Brigadas se despidieron, Dolores Ibárruri, La Pasionaria, exhortó a las generaciones siguientes a recordar a sus hijos quiénes habían sido aquellos hombres y mujeres que habían abandonado casa, trabajo, familia, para luchar por la libertad y la justicia en tierras lejanas. Llevaba razón. Solo la desmemoria impuesta por los vencedores explica que los más jóvenes desconozcan, por ejemplo, la historia de las más de 500 mujeres que se incorporaron a las Brigadas desde diferentes rincones del mundo.