La región centroamericana presenta dos crecientes focos de inestabilidad económica y social. La primera es la llamada crisis ambiental estructural por la pérdida de los bosques que amenaza por convertir a países como Honduras en desiertos, sumado a problemas de sequía agrícola y dependencia alimentaria por el cambio climático. La segunda es la crisis de empleo, donde el grupo de jóvenes que no estudia ni trabaja (Niní) se multiplica, y las universidades ya no son una opción por los altos costos y las pocas oportunidades de trabajo y pago de salarios que se ofrecen por el mercado una vez obtenido el título.