En un artículo muy bien escrito, como suelen ser los suyos, Antonio Elorza explica el disgusto que le causa la palabra Hispanidad, que asocia al racismo nazi y al franquismo (EL PAÍS, 17 de octubre, 2018). A mí su texto me recordó a los indigenistas, que la asociaban sobre todo a los “horrores de la conquista española”, es decir, a la explotación de los indios por los encomenderos, a la destrucción de los imperios inca y azteca y al saqueo de sus riquezas. Quisiera discutir esos argumentos negativos y reivindicar esa hermosa palabra que, para mí, más bien se asocia a las buenas cosas que le han ocurrido a América Latina, un continente que, gracias a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la cultura occidental, es decir, a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento, el Siglo de Oro y, en resumidas cuentas, de sus mejores tradiciones: los derechos humanos y la cultura de la libertad.