Condenar a Venezuela se ha convertido en casi el obligatorio peaje que se cobra para transitar, poder ser admitido y considerado un demócrata en el club de los puristas. Unas gotas de sangre ideológicamente condenatoria debe ser entregada en los tiempos actuales, y la natural foto mercurial condenando todo lo que sea, huela, y se parezca a chavismo.