Nuevamente los políticos se pierden la oportunidad de favorecer a la ciudadanía y de dejar su fanatismo de defender al mercado. Parece que los compromisos de los políticos con el empresariado, a pesar de la manifestación pública de la corrupción, siguen siendo bastante firmes. Los políticos no se han cansado de enriquecerse, ya no les importa que el pueblo vea como le dan la espalda con sus acciones traidoras.