Y así el empate técnico es perfecto, el país: 1.- No crece por razones internas y 2.- No crece por razones externas, entonces cual dilema de «Alicia en el País de La Maravillas» no hay un camino a tomar pues hágase lo que se haga no habrá crecimiento económico, y que por lo tanto no es culpa de las autoridades, ni del clima, ni del bajo precio del petróleo, ni de las nuevas innovaciones y tecnologías emergentes y, por eso así las cosas, es casi lo mismo quien nos gobierne porque de todos modos: ¡No vamos a crecer! y así entonces bien podríamos dejar el anhelado relato de «llegar a ser un país desarrollado» mejor para el Siglo XXII.