Su partido, con su imagen tradicional-patriarcal de la familia, con su aversión a la educación sexual progresista y con su retrógrada posición ante los Derechos Humanos y ante la ciencia, tiene los mismos sueños fundamentalistas que los islamistas. Ambos fragmentan la Humanidad en identidades grupales, en vez de tomar en serio a los humanos como individuos en su diversidad. Este paralelismo no es casual. Pues el partido AfD es el partido del archirreaccionario movimiento cristiano-fundamentalista en Alemania.