Imagíne que Ud. transita por el suburbio de una ciudad y se ve obligada a pedir ayuda porque su automóvil sufrió una falla y dejó de funcionar. Su teléfono celular se quedó sin batería y Ud camina hasta la casa más próxima al lugar del hecho y tocó a la puerta con la intención de solicitar auxilio. Sin que medie ni una palabra entre Ud. y el dueño de la casa, este, al abrir la puerta, le dispara a boca de jarro en medio de la frente con el arma de fuego que empuña, lo que le deja muerta ahí mismo. Bueno, eso es lo que le ocurrió el sábado 15 de julio de 2013 a Renisha McBride, una joven mujer negra estadounidense de 19 años de edad.