Después de 29 años en que se cometió el atroz atentado en contra de la vida de dos jóvenes chilenos, quemados vivo por una patrulla militar del “glorioso e invencible” Ejército de Chile en junio de 1986, en donde perdió vida Rodrigo Rojas Denegri y Carmen Gloria Quintana logró sobrevivir con casi el 70% de su cuerpo quemado, pero con inmensas secuelas físicas y psicológicas, un conscripto que estuvo presente en estos sucesos, Fernando Guzmán, que en ese entonces era un también un muchacho, ha roto el “pacto de silencio” impuesto por los uniformados entregando detalles inéditos a los tribunales, lo que ha permitido reabrir el caso .