La OTAN se ve, entonces, forzada a plantear su defensa de la integridad territorial turca, porque saben que los kurdos miran toda esta crisis como una oportunidad de luchar por su derecho a la autodeterminación represado por un siglo de autoritarismo secular y religioso. En el Kurdistán nace un nuevo mundo en medio de las ruinas. Es un mundo hermoso, aún embrionario, de participación popular, de organizaciones horizontales, donde se busca la relación armoniosa con el medio ambiente y la igualdad de las personas, la liberación de la mujer y la fraternidad entre los pueblos que habitan la región, independientemente de etnia y credo. Este proyecto lo han llamado “Confederalismo Democrático”.