El problema es que frente a la crisis global el régimen neoliberal sigue demostrando que no tiene capacidad alguna de gestionar el manejo efectivo de la agenda pública. Entonces, no es de extrañar que frente a la crisis actual el sistema insista en las mismas recetas y ajustes. En su concepción ideológica ya no hay códigos, ni carrera, ni especialización porque cualquiera puede ser político, como si se tratara de un cambalache.