Al conocer la realidad sociopolítica de los familiares de las víctimas noté que muy pocos de ellos se sentían en comunión de Iglesia, aunque muchos admiran a Jesús y su mensaje. Esa es la primera impresión que me llevo. Nunca me había tocado la experiencia de una “Iglesia en salida” que exigía una improvisada catequesis de la Eucaristía para ese mundo. 
«Buenas nuevas,
buenas nuevas pa’ mi pueblo:
el que quiera oír que oiga,
el que quiera ver que vea,
lo que está pasando
en medio de un pueblo
que empieza a despertar
lo que está pasando
en medio de un pueblo
que empieza a caminar.»