Tras el golpe de Estado colaboró con el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad y durante todo ese período trabajó incansablemente, junto al cardenal Raúl Silva Henríquez, en la defensa y promoción de los Derechos Humanos en Chile. Otra característica de la misión y servicio del P. Alfonso fue su profundo amor a los trabajadores, cesantes, madres solteras y jóvenes de sectores populares. Siempre tuvo una palabra de aliento y Esperanza para que todos lucháramos por una sociedad más justa y buena para todos, sin excepción.