Por cada hectárea de pino que se plantaba en Chile, el Estado le entregaba a la empresa responsable un bono en dinero, lo que favoreció la expansión y consolidación de las compañías forestales. Se ha nombrado una Comisión investigadora que se abocará a la incidencia del subsidio forestal, en el supuesto enriquecimiento y colusión de las grandes empresas papeleras.