Cuando llegan las fiestas patrias, me viene a la memoria toda la parafernalia publicitaria montada para lograr que consumamos más mercancías, al igual que en la navidad, el día del niño, el día de la madre, del padre y de tantas otras fechas inventadas por el marketing. Por eso irremediablemente evaluamos la calidad de las festividades de acuerdo al nivel de ingresos que tengamos en ese momento. Penosamente en estas celebraciones nuestro postizo nacionalismo se reduce a la adquisición de ropas, alimentos y música importada.