Cardenales eméritos, como Errázuriz y Medina, con sus cobardía y negligencias y traiciones, hacen que a mucha gente de buena voluntad le dé cada vez más asco la iglesia jerárquica, que encubren delitos de abuso sexual de curas degenerados, no solo los perpetrados por Fernando Karadima, sino también por congregaciones, entre ellas la de los Hermanos Maristas.