«Antes EE.UU. ignoraba el derecho internacional para aplicar la fuerza, para invadir, para bombardear. Ahora, de manera inédita, lo hace para derrocar gobiernos directamente mediante esa figura del ‘desconocimiento’. El éxito de ese paso significaría un riesgo importante para el resto del mundo porque, en adelante, cualquier factor político con el suficiente ‘apoyo internacional’, aun sin votos, podría cambiar a presidentes legítimos por aliados a los intereses de Washington».