Sergio Carrasco recuerda que su hermano se quedó dormido el día que tenía que ir a sacarse el servicio militar. Así, casi por descuido, el dirigente vecinal y militante del MAPU llegó a la DINA. Lo enviaron a Tejas Verdes primero y Cuatro Álamos después. Ahí lo recuerdan como un guardia particularmente “humanitario” con los prisioneros, y aunque la situación lo atormentaba, encontró la forma de seguir colaborando en la lucha contra la dictadura. Pasó mensajes entre prisioneros y sus familiares, entregó su identificación para que pudieran copiarla y alcanzó a advertir a quienes iban a ser detenidos.