Los presos de todo EE.UU. se suman a las interrupciones del trabajo, las huelgas de hambre y el boicot a las tiendas de las cárceles en al menos once estados. Las medidas se toman en señal de protesta contra las condiciones de vida en las cárceles y en demanda del fin de lo que denominan “trabajo esclavo”. EE.UU. tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. Además, su política de tolerancia cero hacia los inmigrantes y su consecuente encarcelamiento ha contribuido a que las cárceles privadas supongan un nuevo negocio que mueve más de 4.000 millones de dólares anuales.