En el plano de organizar nuestra sociedad, hemos sido más bien ciegos y perezosos, en un interminable laissez faire que ha durado como 200 años.  Hemos tenido nuestras explosiones volcánicas, con muchos heridos, pero no es lo habitual.  Tenemos una dulce confianza en que nada es más importante que el football y el asado con familia y choripán y que el lunes hay que levantarse a trabajar.