Abstenerse  para que gobierne Rajoy es “dar una puñalada mortal en el viejo corazón del PSOE”. Es pan para hoy y hambre para mañana.   No importa que el PSOE se quede con cincuenta diputados tras los hipotéticos comicios del invierno. Si mantiene su “honorabilidad” podría reconstruirse sin traicionar a su gente. Para ello, necesita desmarcarse de Felipe González, “l´enfant terrible” que abandonó los principios fundacionales del socialismo, empezando por el laicismo republicano.