Basta de mentirnos a nosotros mismos. Chile es un país corrupto. El país austero y honrado de nuestros padres ya no existe. Ahora la plata manda y las redes de corrupción comienzan por los empresarios, pero se extienden a los políticos, carabineros, militares y están destruyendo todas nuestras instituciones. En la vida cotidiana se imponen los tramposos. Incluso los amigos nos estafan.