Lo que hoy es una máquina de ganar plata de los sectores más duros del empresariado, vale decir, una empresa que ha sido reinventada sólo para lucrar hasta el hartazgo, fue, en su época, una pujante agencia estatal de capacitación laboral. En 1989, en los últimos meses de dictadura, en un dos por tres, protegidos por la censura informativa, empresarios y militares acordaron el traspaso de INACAP (Instituto Nacional de Capacitación Profesional) a manos privadas, sin que hasta hoy se conozca el verdadero precio de la transacción… si es que hubo algún tipo de pago real.