La postura del presidente Piñera en relación a Venezuela es de una incoherencia que linda con el surrealismo político. Chile debe ser el único país del mundo que 29 años después de terminar la dictadura, sigue teniendo una Constitución generada en dictadura, redactada por un pequeño grupo de hombres de extrema derecha sin debate alguno, “votada” sin registros electorales, diseñada para perpetuar un sistema profundamente antidemocrático. Y ¿desde acá se pretenden dar lecciones de democracia?