La historia reciente de Nuestra América nos ilumina sobre lo que no debiéramos hacer y, sobre todo, lo que debiéramos impulsar para no quedar como dice Raquel Gutiérrez “con una amarga sensación de expropiación” de lo que realmente podemos construir. El dilema que se nos viene es “participar o no participar” en el proceso constituyente que hoy el gobierno de S. Piñera propone al país.
A continuación, voy argumentar que la ciudadanía en rebeldía desde el 18-O no debiera participar ni avalar ni acatar esa propuesta, debiera ignorarla y rechazarla completamente. Hacerlo sería una nueva equivocación política e histórica semejante a la cometida por el movimiento democrático nacional en 1988. Pero, tampoco se trata de quedarnos “amargados” y refunfuñando nuestra rabia colectiva. No, debemos dar un paso adelante o varios pasos, impulsar la auto convocatoria a una Asamblea Plurinacional Constituyente, popular, paritaria, democrática e insurgente.