Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela ha destinado parte de su gasto público a una acertada inversión en el sector de defensa por vías alternas a la industria militar estadounidense, después de que en 2006 Washington le negara la adquisición de antiguos aviones caza-bombarderos F16. A partir de allí, se establecieron relaciones bilaterales con Rusia para dotarse de rifles, tanques, vehículos, aviones de combate, buques de guerra, helicópteros de transporte y sistemas de misiles antiaéreos, vanguardia tecno-militar por encima de la tecnología anglo.