«Por último, lo que quiero expresarle al señor Yoho es gratitud. Quiero agradecerle por mostrarle al mundo que se puede ser un hombre poderoso y atacar a las mujeres. Un hombre puede tener hijas y atacar a las mujeres sin arrepentirse. Puede estar casado y acosar a las mujeres. Puede tomarse fotos en las que proyecta una imagen ante el mundo de ser un hombre de familia y acosar mujeres sin ninguna culpa y gozando de impunidad. Así sucede todos los días en este país. Sucedió aquí en los escalones del Capitolio de nuestra nación. Sucede cuando los individuos que ocupan los cargos más altos en esta sociedad admiten… ¡Admiten!, que lastiman a las mujeres y usan este lenguaje contra todas nosotras.»