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El enemigo sigue allí, como en 1985, en una Oficina de alguna agencia de inteligencia, diseñando planes de control sico-político

El enemigo sigue allí, como en 1985, en una Oficina de alguna agencia de inteligencia, diseñando planes de control sico-político
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Durante una jornada de protestas populares en 1985, se corrió el rumor en las poblaciones periféricas de Santiago: grupos organizados saquearían las casas.
Se vivieron dos noches de pesadilla en el sur de Santiago, con pobladores armados con elementos contundentes, organizados durante la madrugada, sin descansar para resguardar sus familias y sus bienes de las hordas de terroristas sin Dios ni Ley que saquearían las casas y violarían mujeres.

La fuerza pública brilló por su ausencia a pesar de que Santiago estaba militarizado y ocupado por 18 mil hombres del Ejèrcito. A la voz «ahí vienen», pobladores salían a la calle a defender las vidas de sus seres queridos, creyendo en la veracidad del fuerte rumor. La pesadilla de esas noches, fue seguida de declaraciones del Almirante Merino, que instaba a los vecinos a defenderse de los marxistas.
Con el tiempo comprendí que se trató de una operación de guerra sico política de la CNI, destinada a aterrorizar a la población para que aborreciera las protestas y a la oposición y confiara en que sólo el Gobierno de Pinochet podía brindar paz y seguridad. Por supuesto Pinochet ofreció su discurso: «Estamos en guerra, señores».

 

 

El diseño de manejo de Sebastiàn Piñera frente a un atisbo de desobediencia civil parece plagiado de los libretos de la CNI. Ofrece puntos de prensa y no impulsa formas de diálogo frente a las demandas sociales, militariza Chile y anuncia que estamos en guerra.

En Renca, vecinos convencidos de un rumor se organizan para atrapar hordas de enemigos que saquearían sus casas. Armados de elementos contundentes, salen en búsqueda del enemigo, con escasa colaboración de Carabineros. El enemigo no se escondió en la ferretería del barrio. Ese enemigo es sólo fruto del rumor y del terror.

A pesar de que el Ejército asumió el resguardo del orden público en Santiago, ayer algunas estaciones del Metro sufrieron daños. Bastaba con desplegar racionalmente el contingente para resguardar todas las estaciones.  El enemigo no está escondido en la ferretería del barrio. El enemigo sigue allí, como en 1985, en una Oficina de alguna agencia de inteligencia, diseñando planes de control sico político.

Hoy no gobierna Sebastíàn Piñera, sino la ANI.

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