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Diecinueve de octubre, una rebelión justa

Diecinueve de octubre, una rebelión justa
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La causa de la reciente explosión social, no es solo el alza del pasaje del transporte, ni son actos de “violentistas o delincuentes”, la impresionante manifestación social en la calle, es por la acumulación de injusticias, actos de corrupción, de abuso y prepotencia. Es el resultado de la gestión de gobiernos incapaces, que se olvidaron del pueblo, que han ignorado sus demandas justas y han hipotecado el futuro de nuestra juventud, administrando un sistema económico injusto, represivo, creado por la dictadura y administrado por un populismo extremo y vanidoso.

Tal cual como ya ha sucedido antes en otras latitudes, los gobiernos populistas se terminan cuando se termina la plata para financiarlos, ciertamente que a Piñera ni a los dueños de este país  no se les ha terminado el dinero, pero lo cierto es que ya no pueden ganar tanto como antes y se niegan a renunciar a sus privilegios, intentando cargar y cargar los costos de sus ganancias a los consumidores, a los ciudadanos y ciudadanas, transformados, por sus mercados, en clientes permanentes, en la salud, en la educación, en la previsión social.

Qué esperaba la ministra de transportes y el resto de ministros, acomodados en sus sueldos ostentosos, que el alza de las tarifas del metro no impactara, más aun, en los sueldos míseros con los que viven la mayoría de chilenos y chilenas. Al pueblo si le golpea porque el hombre y la mujer trabajadora destina más de un tercio de los casi 400 mil pesos que gana, (con suerte) en pasajes, para trasladarse todos los días desde sus hogares a los lugares de trabajo.  (se suma a esto que mas de 11 millones, el 80% de los mayores de 18 años, viven endeudados para poder vivir, de los cuales 4,6 millones están morosos).

Es cierto, la preocupación del gobierno por la salida de los jóvenes a la calle, es porque saben que esto va a contagiar, con su ánimo combativo, a una población que espera encontrar los espacios para unirse y juntar fuerzas en contra del sistema que nos oprime. Ellos saben que del alza de los pasajes del metro, se irá la protesta cada vez más masiva por el sistema previsional, por la educación, por la explotación laboral, por eso están preocupados y han intentado frenar el malestar social criminalizando, reprimiendo al pueblo y sacando a las FFAA a la calle.

Pero ya no podrán ocultar la realidad, los políticos coludidos con las AFP y otros, que no hablan, temerosos de perder sus privilegios, no podrán cambiar las reglas del lucrativo negocio previsional y seguir alimentando  la bolsa de riqueza que éste representa para unos pocos sin que nadie se les oponga. Los estudiantes en la calle hoy, representan ese rechazo mayoritario, a un sistema de pensiones que obliga a sus padres y abuelos a seguir trabajando después de jubilarse, mientras las empresas privadas que administran los fondos de pensiones obtienen enormes ganancias con los ahorros de la seguridad social.

Para quien no lo sepa o mire para un costado, las AFP en su mayoría son de propiedad de empresas extranjeras, que administran 171 mil millones de dólares en fondos de pensiones, lo cual representa el 71% del producto interno bruto del país. Un sistema que no es de pensiones, sino que, fue creado en dictadura, para alimentar el sistema financiero en beneficio de los bancos y las empresas que se han declarado hace rato los dueños de Chile y que usan a los gobiernos como lacayos que desde el estado subsidian sus tropelías.

Los jóvenes que han salido a la calle a protestar por estas injusticias NO SON DELINCUENTES NI VIOLENTISTAS, son chilenos y chilenas  consecuentes y valientes, quienes, una vez más,  han demostrado que son la reserva moral de nuestra alicaída patria, con su actitud han removido el piso de un modelo económico perverso y especulador que perdió hasta su capacidad de engaño y de crear conformismo.

Este gobierno pretende criminalizarlos, declaró ley de Seguridad del Estado y Estado de emergencia, han sacado a las FFAA para meter miedo, apagando el fuego con bencina, actuando como lo ha hecho siempre la derecha, utilizando a las Fuerzas Armadas, las que en su doctrina no han cambiado, con sus concepciones estratégicas, tácticas y técnicas, para reprimir al enemigo interno, DESARMADO, es decir los estudiantes y el pueblo disconforme.

Para los que tienen mala memoria, Piñera y sus ministros con estas medidas arbitrarias y antidemocráticas, estos reviven con fuerza nuestros recuerdos, la historia que ellos mismos pretenden hacer olvidar. Hoy la excusa son incendios en el metro y el incendio de ENEL, acciones y atentados sin duda creados por infiltrados, que desde hace rato se dedican a esto, para crear intranquilidad  e inquietud social.

En 1973 bajo la inspiración doctrinaria de la Seguridad Nacional, la derecha, la DC, el empresariado y el gobierno norteamericano, organizaron y realizaron el golpe civil  militar, cuyo objetivo fue detener y aplastar el ascenso revolucionario y la consolidación del gobierno democrático y Socialista de Salvador Allende, cuya política redistributiva no convenía a los intereses de la burguesía nacional y del imperialismo norteamericano. En esos años la excusa fue que «las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros,” actuaron para salvar a Chile del comunismo y “derrocar al Gobierno marxista».

Los actuales mandos de las FFAA están repitiendo la historia, están siendo utilizados rememorando las irresponsabilidades de sus antecesores, la cabeza de un ejercito que fundamentó su misión en el patrioterismo, en la adulteración demagógica del nacionalismo que corrompió los cimientos de la doctrina militar, alterando la relación hasta ese entonces existente entre defensa, seguridad y la nación.

Así iniciaron, las FFAA, la historia de terror que recorrió Chile por 17 años con una secuela de muerte y represión.

Y qué pasa con la “centro izquierda”, algunos ya salieron a ganar titulares  a manifestarse en contra de “los violentistas”,  otros aún están mudos ante la arremetida esperanzadora de nuestra juventud. Acompañando con su irresponsabilidad, y también cobardía, un proceso intencionado de construcción mediática, que centra la atención en la percepción de inseguridad ciudadana y en la amplificación de la alarma social, culpando de ello a la  acción justa de las manifestaciones sociales en las calles.

Este gobierno pretende aplicar e imponer un modelo de  seguridad ciudadana, que lleva  consigo el ideario de quienes ejercieron el poder político y económico durante el periodo dictatorial, y que procuran seguir haciéndolo en este nuevo contexto. Un modelo que revive también la discusión ideológica con quienes pretenden contraponer la libertad y la seguridad, con el falso argumento de que para garantizar la seguridad conviene a veces limitar la libertad y cercenar derechos.

Fuerza a la juventud, nunca se han conseguido logros sin luchar, así que, los que no quieren hacerlo que respeten a los valientes que hoy están en la calle.

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