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Argentina: Debacle electoral, fracaso financiero y camino al default

Argentina: Debacle electoral, fracaso financiero y camino al default
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25 de agosto de 2019

La aplastante derrota del presidente Macri en las elecciones primarias del 11 de agosto y el incumplimiento de todas las metas pactadas en el Acuerdo Stand-By acordado con el FMI, hace un año, han producido una situación de zozobra económica de impredecibles consecuencias sociales y políticas en Argentina. Tal como lo señaláramos en este sitio, era imposible que el programa se cumpliera.

La crisis ha dado lugar que, a la fecha, solamente se haya producido la renuncia del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, pero muchos dudan de que Macri pueda concluir su mandato previsto hasta el 10 de diciembre. Tales dudas no sorprenden. Desde 1928, ningún gobierno ajeno al peronismo ha podido concluir su mandato. En las nueve semanas que faltan para las elecciones presidenciales del 27 de octubre, la presión del descontento social podría generar situaciones ya conocidas en Argentina, las cuales incluyen la salida forzada del presidente. El andamiaje de la estrategia electoral que armó Macri, con apoyo de los sectores financieros, se ha derrumbado después de la debacle electoral (47% vs 32%) y su gobierno ha perdido legitimidad.

Por otro lado, el peso de la deuda externa y la falta de acceso a créditos externos han puesto a la Argentina en una situación al borde del default y de la consiguiente renegociación de su deuda. Según el candidato presidencial del Frente por el Cambio, Alberto Fernández, quien superó a Macri por una diferencia de 15 puntos en las elecciones primarias (PASO)[i] del 11 de agosto, “hay una sola realidad incontrastable y es que la Argentina en estas condiciones no está pudiendo pagar las obligaciones que asumió…Tenemos que entender que estamos virtualmente en condiciones de default, y por eso los bonos argentinos valen lo que valen, porque el mundo se da cuenta que no se puede pagar”.[ii]

Inclusive el propio JP Morgan que mide el riesgo país ha advertido que “hay un aumento de las posibilidades de default y de algún tipo de reestructuración de deuda”. Asimismo, las calificadoras de riesgo Fitch y S&P le han bajado la nota de B a CCC, categoría para países con riesgos sustanciales.

Otro riesgo que enfrenta el país es que la corrida cambiaria se convierta en una corrida bancaria debido a la fuerte caída de los depósitos a plazo fijo, y la disminución de los depósitos en dólares en los bancos.

El hecho de que estas elecciones hayan sido solo primarias las ha convertido en un chaleco de fuerza que impide lograr una solución institucional vía amplios consensos. Si bien muy pocos dudan que Alberto Fernández será el próximo presidente de Argentina, no es posible realizar un proceso de transición hasta que no sea electo presidente el próximo 27 de octubre, siempre y cuando supere el 45% de los votos o supere por al menos 10 puntos porcentuales a su competidor más inmediato. De no ser así, habría que ir a una segunda vuelta prevista para el 24 de noviembre, que es la apuesta que hace Macri.

El abrumador respaldo de la población al Frente por el Cambio, marcará un nuevo giro en la política económica del país y un punto de inflexión en la alianza de gobiernos de derecha que se han venido consolidando en la región. Pero en la espera, la ciudadanía sufrirá las consecuencias del desgobierno de un presidente que ha perdido legitimidad y al que los medios de prensa locales e internacionales, así como sus aliados del mundo financiero, empiezan a considerarlo como inepto para gobernar.

El inicio del gobierno de Macri y el fin del intervencionismo

En noviembre de 2015, en medio de bailes bajo un cielo cubierto de globos amarillos, Mauricio Macri fue declarado ganador de las elecciones presidenciales. Concluían doce años de gobierno kirchnerista que había dejado agobiados a sectores medios y altos de la sociedad argentina, debido especialmente a los “malos modales”, según ellos, de la política económica instrumentada a partir de 2011: límites a la compra de moneda extranjera para evitar la fuga de capitales; obligatoriedad de liquidar en el país las divisas provenientes de las exportaciones; encajes de 30% a los capitales golondrina; restricción a las importaciones, entre otros. Estas medidas le permitieron al gobierno disponer de divisas sin tener que recurrir a los organismos internacionales ni al endeudamiento externo. Asimismo, mantuvieron una política irracional de subsidios generalizados al transporte y a los servicios públicos que Macri intentó revertir.

El nuevo presidente recibió un país con una fuerte distorsión de precios relativos, pero con bajo nivel de endeudamiento, menores niveles de inflación, desempleo y pobreza que los registrados al final de su gobierno. Prueba de ello es que en las elecciones primarias de agosto de 2015, la ciudadanía le dio el triunfo a Daniel Scioli candidato del partido de la presidenta Cristina Kirchner con 38% de los votos frente al 30% de Macri. No obstante, durante las elecciones generales de noviembre, producto en parte de una indisimulada falta de respaldo de la presidenta Kirchner al candidato de su partido, prevaleció el discurso liberal de Macri, quien superó a su contendor, en una segunda vuelta electoral, por apenas dos puntos porcentuales: 51,4% de votos, frente al 48,6% del oficialista Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria.

Apenas asumió el mando, Macri instauró un esquema de desregulación y liberalización cambiaria, financiera y comercial. Para atraer a los capitales financieros, se elevaron las tasas de interés que castigaron a los sectores productivos y se inició un proceso acelerado e irresponsable de endeudamiento mediante la inundación de bonos en el mercado, con la convicción de que estas medidas atraerían una lluvia de inversiones extranjeras.

Pero salvo los especuladores financieros, atraídos por las altas tasas de interés pagadas por el gobierno para mantener bajo el tipo de cambio, y con ello contener la inflación, las inversiones productivas no llegaron. Paralelamente, se produjo una salida creciente de divisas. Con el dólar estable, los argentinos incrementaron sus gastos en turismo y las empresas extranjeras, el envío de utilidades y dividendos.

Macri acude al FMI

En 2018, el déficit de la cuenta corriente se acercaba al 6% del PBI, un signo muy preocupante en un escenario inflacionario. En un escenario de incremento de las tasas de interés en Estados Unidos, los inversores financieros empezaron a fugar capitales. La presión fue tan grande que, a fines de abril, el Banco Central, contraviniendo sus nuevos principios, tuvo que intervenir y vender más de 8 mil millones de dólares de sus reservas en dos semanas, y subir las tasas de interés del 27 al 40% para sostener, sin éxito, el valor del peso.

La suerte del gobierno de Macri ya estaba echada. Las necesidades de financiamiento para sostener la bicicleta financiera y el cierre de los créditos internacionales para el país lo obligaron a negociar un Acuerdo Stand-by por tres años con el FMI por 57 mil millones de dólares, que se firmó en junio de ese año.

Este no alcanzó a revertir la desconfianza de los mercados y tan solo dos meses después, el presidente declaró que el país se encontraba en una situación de emergencia por lo que este tuvo que renegociarse. A cambio de un adelanto de los fondos comprometidos para 2019 y 2020, el gobierno haría un ajuste fiscal mayor al 1.3% acordado inicialmente para 2019 para alcanzar un déficit fiscal cero[iii].

El fracaso del Acuerdo con el FMI

Un año después de la firma del Acuerdo con el FMI, las metas fiscales, inflacionarias y de crecimiento económico han volado por los aires. El préstamo del FMI solo puso parches a la timba financiera en que se volvió a convertir la economía argentina. El 90% del crédito previsto en el Acuerdo Stand by por 57 mil millones de dólares, ya ha sido desembolsado y será el próximo gobierno que deberá devolverlo a partir de 2022.

Ningún indicador económico y social ha mejorado en el gobierno de Macri, quien recibió una inflación del 27% y la dejará, con suerte, en 50%; recibió una tasa de interés de referencia de 38 puntos y la llevó al récord mundial de más de 70%; el desempleo pasó de 7 a 10%; el salario mínimo de 580 dólares mensuales, el más alto de América del Sur, a 279 dólares, pasando al séptimo lugar en el ranking de la región. La cotización de la moneda pasó de 15 a 55 pesos por dólar, la pobreza pasó de representar el 27% al 35%, y la indigencia del 4,5% al 8%, lo cual refleja el cierre de 23 mil empresas durante su gobierno. Además, convirtió a Argentina en el país más endeudado de la región. La deuda externa equivale al 80% del PBI, 27 puntos porcentuales más que lo que Macri recibió. Consecuentemente, el riesgo país se ha incrementado de un nivel de 487, puntos al inicio de su gobierno, a 1900, el segundo más alto del mundo después de Venezuela.

A pesar de la dramática situación, pocos divulgaron estas cifras. Hizo falta la paliza ciudadana al gobierno en las elecciones primarias para que el periodismo, otrora defensor de Macri y críticos acérrimos del kirchnerismo, reconocieran que “no vieron la realidad”.

El día después de las elecciones primarias (PASO) 

La derrota electoral tuvo su correlato en la histeria de los mercados: El peso se devaluó en más de 30%, la bolsa porteña se desplomó 37%, la mayor pérdida desde 2001, y el riesgo país bordeó los 2000 puntos, frente a la inercia del gobierno ante los acontecimientos. Esa irresponsable falta de reacción obedece a su estrategia electoral que le sirvió de sustento a su mensaje a la nación después de estos sucesos económicos, en el que culpó a los argentinos por haber votado al kirchnerismo. Alarmó a la población diciéndoles que la disparada del dólar y la caída de las bolsas eran solo una muestra de lo que podía pasar si ganara el Kirchnerismo.

«Es tremendo lo que puede pasar», declaró Macri. Y dijo además que «el problema que tenemos es que la alternativa no tiene credibilidad. El kirchnerismo debería hacer autocrítica». Concluyó aleccionando a los votantes que “el triunfo de algún programa económico distinto al suyo sería visto por el mundo como el fin de la Argentina. Los argentinos debemos decidir si vamos al pasado, que nos lleva a lo que pasó hoy». Finalmente, instó a los votantes, a que “reflexionen antes de volver a votar lo mismo en octubre”.[iv]

Según el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, «el presidente Macri dijo el día lunes que el dólar se vaya donde se tenga que ir de manera de que los argentinos aprendan a quién votaron”.[v] Un oleaje incontenible de duras críticas a la reacción presidencial de parte del periodismo, dio lugar al pedido de disculpas de Macri por haber juzgado el voto de los argentinos. Reconoció que muchos de quienes lo votaron “se hartaron del ajuste sin fin”.

Este fue acompañado por un conjunto de medidas que intentan paliar la crisis económica, y que por sus características de subsidios y control de precios hasta diciembre, cuando termina su mandato, le dan la estocada final al acuerdo con el FMI. No obstante, a juicio de muchos analistas y del propio Alberto Fernández, estas llegan tarde y no compensarán las pérdidas provocadas por la devaluación que se dejó correr. Los aumentos de precios en marcha no alcanzarán siquiera para recuperar la pérdida de poder adquisitivo.

La histeria de Bolsonaro y el cruce con Venezuela

No solo los mercados manifestaron su histeria. En un acto de incontinencia verbal, Jair Bolsonaro advirtió que, de ganar Fernández la presidencia en Argentina, podría producirse un éxodo de ciudadanos de ese país hacia Brasil. “Si esa izquierda vuelve a Argentina, podemos tener en Río Grande do Sul, un nuevo estado de Roraima (norte de Brasil fronterizo con Venezuela) y no queremos hermanos argentinos huyendo para aquí».

Además, adelantó que la relación con Alberto Fernández sería «conflictiva», lo cual podría impactar en el Mercosur y en el acuerdo comercial de ese bloque comercial con la Unión Europea.[vi]

Continuando con su apoyo a Macri, al día siguiente Bolsonaro agregó que “Argentina se está hundiendo en el caos y comienza a seguir el rumbo de Venezuela, porque en las primarias los bandidos de izquierda comenzaron a volver al poder». Ante los ataques de Bolsonaro, Fernández calificó al presidente brasileño de «racista, misógino y violento» pero descartó problemas a largo plazo entre los dos países.

«Bolsonaro es una coyuntura en la vida de Brasil como Macri es una coyuntura en la vida de Argentina» dijo, y luego anunció que no le respondería más. “La unidad con Brasil es mucho más importante y creo que esto puede lastimar el vínculo que tenemos. Que diga lo que quiera. No me gustan los bravucones», señaló.[vii]

Bolsonaro ha seguido “orando a Dios para que Argentina no retroceda”. Pero la interferencia más grave en los asuntos internos, al referirse a las elecciones primarias en Argentina, fue señalar que “la libertad no tiene precio y estamos dispuestos a dar nuestras vidas por ella», nada menos que en la Academia Militar de Agulhas Negras.[viii]

El Frente para el Cambio es más que el kirchnerismo

Si bien el kirchnerismo es una fuerza muy importante en el Frente por el Cambio, este es más abarcativo que la agrupación política de Cristina Fernández. Sin la participación de los otros movimientos políticos en el Frente, hubiera sido imposible lograr esos resultados. Alberto Fernández no es un politico con una trayectoria izquierdista.

Abogado y profesor de derecho penal en la Universidad de Buenos Aires, inició su carrera política como legislador para la ciudad de Buenos Aires, en el año 2000, de la mano de Domingo Cavallo, ex ministro de economía de Carlos Menem. Si bien fue jefe de gabinete de Néstor y Cristina Kirchner desde 2003, a principios de 2008 se distanció de la ex presidenta y fundó su propio Partido, desde el cual fue crítico del gobierno. En 2013 se sumó al Frente Renovador, que lidera Sergio Massa, y es en virtud de esa cercanía que Alberto Fernández lo atrajo al Frente por el Cambio. Fernández tiene una práctica política más tolerante y propensa al diálgo, así como una mayor disposición a formar consensos.

Ello no significa que no tenga una postura ideológica clara. Ha sido tajante al afirmar que su mirada de país es absolutamente incompatible con la de Macri. Sus propuestas sobre cómo solucionar los problemas de inflación, por ejemplo, son diametralmente opuestas. Para Fernández, Macri tuvo una mala lectura de cómo combatir la inflación pues pensó que el problema inflacionario era netamente monetario. Pensó que la restricción de la moneda, garantizaría el descenso del consumo porque si no hay dinero para comprar, bajaría la demanda, y por ende los precios. Eso, según Fernández, solo funciona en los manuales que ellos estudian. Pero la realidad no funciona así.

El candidato del Frente para el Cambio considera que la solución del problema inflacionario es muy parecida a la solución del problema del consumo. En una sociedad que consume el 70 por ciento de lo que produce, si este se afecta, se impacta en la producción y en el empleo. Y cuando se afecta el  empleo se empuja a la gente a la pobreza. Por eso, lo único que produjo Macri en cuatro años fueron casi cinco millones de pobres. La lógica de Fernández es aumentar el consumo.[ix]

En política exterior, Alberto Fernandez ha manifestado que Maduro lidera «un régimen autoritario» que «ha cometido excesos… Yo no soy Venezuela, nunca lo fui”.[x]  No son menores las declaraciones puesto que la respuesta del presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, Diosdado Cabello, fue inmediata al decirle «que no vaya a creer que lo eligieron porque es él», ya que es «un pueblo que le dice no al neoliberalismo y ojalá no lo defrauden».[xi]

Alberto Fernández, ha anunciado que, de ganar las elecciones, se alinearía con la posición negociadora de México y Uruguay sobre Venezuela y que “valora mucho la propuesta que han hecho (los presidentes) López Obrador y Tabaré Vázquez que impulsan la vía del diálogo y la no intervención para solucionar la crisis venezolana […] No estoy de acuerdo con todas estas propuestas que encolumnaron a parte de América Latina detrás de Trump”.[xii]

Tampoco impulsará el acuerdo logrado entre la Unión Europea y el Mercosur, pues ha señalado que este «no existe y nunca existió. Lo que tenemos que ver es en qué consiste ese acuerdo, porque las pautas centrales parecen mostrar cosas desventajosas para Argentina». Y sobre el presidente Trump, considera que “no es un buen líder para el mundo, pero tal vez lo es para los americanos, porque protege mucho los intereses de Estados Unidos. Muchas veces, cuando proteges con tanto ahínco lo tuyo, te convertís en un enemigo para los demás».[xiii]

El triunfo de Alberto Fernández en Argentina tendrá un impacto en la región y probablemente fortalecerá la presencia del Partido de los Trabajadores (PT) en la arena política de Brasil, así como los resultados en las próximas elecciones presidenciales que tendrán lugar en octubre en Bolivia y en Uruguay. Su gobierno no será un símil del kirchnerismo. Pero Argentina volverá a mirar su desarrollo con una lógica productiva y una inserción internacional soberana.

 

La autora, Ariela Ruiz Caro, es economista por la Universidad Humboldt de Berlín con maestría en procesos de integración económica por la Universidad de Buenos Aires. Consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina entre 1985 y 1994 y asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR entre 2006 y 2008. Ha sido Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina entre 2010 y 2015. Es columnista del Programa de las Américas.

NOTAS:

[i] Elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO)

[ii] https://www.clarin.com/politica/alberto-fernandez-kirchnerismo-_0_E6f65sJyT.html

[iii] Deficit fiscal primario, sin contar el pago de intereses de la deuda.

[iv] https://www.youtube.com/watch?v=tRMshzrioMw

[v] https://www.clarin.com/economia/martin-redrado-presidente-dio-orden-dolar-vaya-ir-_0_KzipSFYco.html

[vi]  https://www.efe.com/efe/america/politica/bolsonaro-tilda-de-bandidos-izquierda-a-candidatos-opositores-argentinos/20000035-4043302

[vii] https://www.efe.com/efe/america/politica/bolsonaro-tilda-de-bandidos-izquierda-a-candidatos-opositores-argentinos/20000035-4043302

[viii] https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/08/17/jair-bolsonaro-volvio-a-opinar-sobre-argentina-oremos-a-dios-para-que-no-retroceda/

[ix] https://www.clarin.com/politica/alberto-fernandez-kirchnerismo-_0_E6f65sJyT.html

[x] https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/08/13/alberto-fernandez-ganador-de-las-elecciones-primarias-en-argentina-jair-bolsonaro-es-un-misogino-un-racista/

[xi] https://www.infobae.com/politica/2019/08/13/alberto-fernandez-a-75-dias-de-las-elecciones-no-estamos-preparando-una-economia-cerrada-y-con-cepo/

[xii] https://www.infobae.com/america/venezuela/2019/08/20/alberto-fernandez-dijo-que-en-caso-de-ganar-las-elecciones-alinearia-a-argentina-con-la-postura-de-mexico-y-uruguay-sobre-venezuela/?outputType=amp-type

[xiii] https://www.infobae.com/politica/2019/08/13/alberto-fernandez-a-75-dias-de-las-elecciones-no-estamos-preparando-una-economia-cerrada-y-con-cepo/

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