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La doble vida de los Santos Profesionales

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31 de Julio, 2019

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24

Todavía le subió el diablo a un monumento muy encumbrado y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras. Entonces Jesús le Respondió: Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás Mt 4  1-11

Las Religiones han servido a los seres humanos para tratar de dar respuesta al misterio de encontrarnos en un mundo que está ahí cuando nacemos, y que tratamos de entender.

Nuestros congéneres biológicos también tienen emociones y sentimientos, pero parece ser que no interrogan al misterio, sino que se limitan a reconocer el entorno para poder subsistir.  No es parte de ellos el tratar de entender por qué aman a sus crías o porqué tienen que matar a otro animal para a alimentarse y si esto está bien o mal.

Nosotros, desde que nacemos, empezamos a categorizar las cosas de buenas o malas y a  buscar el porqué, el cuándo  el cómo y  damos a nuestros padres, maestros y sacerdotes,   la facultad de determinar la categoría de nuestras acciones  porque como somos pequeños suponemos que saben más y que buscan nuestro bien.

Muchas veces, la mayoría, nuestros padres alimentan en nuestra infancia las ilusiones, que son las respuestas mágicas a la realidad, creyendo que así nos hacen felices.

Y cuando enfrentamos la realidad en la adolescencia, nos disgustamos con ellos, pero después como padres seguimos repitiendo el error. Y digo error ya que la capacidad de discernir sobre la realidad externa y la que a nosotros nos gustaría que fuera, se enraíza en la infancia y la reflexión y el discernimiento se cultivan, no aparecen espontáneamente.

Así las Religiones han aprovechado esta capacidad de ilusión para obtener el poder sobre las personas.  Y  han formado instituciones alrededor de este poder con administradores, que son los sacerdotes.

El judaísmo tenía una tribu destinada al Sacerdocio, y los romanos, como todos los pueblos indoeuropeos, tenían su casta sacerdotal junto con la casta de guerreros.

Pero Jesús, los sacó a patadas del Templo, y ellos lo apresaron y entregaron a los romanos.

Este es el tema conocido en la literatura y descrito hasta el cansancio, de cuan hijos de mala madre, puedan ser los héroes históricos, políticos eméritos, científicos renombrados y sacerdotes ejemplares, y otros especímenes retratados en mármol y bronce que adornan nuestra cultura.

Y es que la mierda  y los malos olores abundan en la sociedad humana, no solo en los alcantarillados,  en la intimidad de los desaseados y la externalidad de los basurales, sino también en el secreto de las mentes y de la psique donde se asientan lo que llamamos alma, la más íntima y recóndita fuente del comportamiento humano.

Los grandes maestros de sabiduría, estuvieron siempre preocupados del manejo de esta interioridad, que es la que modula nuestros comportamientos y define nuestro ser.

Los filósofos griegos, los santos budistas, los viejos profetas del Antiguo Testamento, Jesús, Mahoma por nombrar algunos, insistieron sobre algunos vicios y virtudes que anidan en nuestra interioridad, y los psicólogos modernos han tratado con mayor o menor éxito de hacer teorías al respecto y editar métodos de sanación.

Las religiones que deberían haber llevado la batuta en estos trajines, han abandonado el cultivo de la sabiduría se han convertido a lo largo de los siglos en administradores de cultos varios, de rituales, de prohibiciones con o sin sentido, y en parásitos del dinero del prójimo obtenido con el aura de santidad para realizar obras de caridad y proselitismo,

La acumulación de dinero y el aura de santidad de los religiosos profesionales, les ha dado un acceso al poder absolutamente desmedido, ya que no han tenido que darle cuentas a nadie, debido a que ellos solo se comunican con Dios.  Y la sociedad civil se los ha permitido con perfecta inconsciencia.

Lo que era sabido por algunos que sabían leer, en el siglo XX, ahora está para todos los que tengan acceso a Internet  y  ansias de claridad en el siglo XXI.  Y así van cayendo las personas que dieron vida a las instituciones, perdiendo éstas su lustre y brillo.

Nuestro último espanto, es la caída de un cura jesuita, exitoso administrador del Hogar de Cristo institución ligada a la acogida de los abandonados creada por el Padre Hurtado.

Este sacerdote admirado por su labor de Gerente de la Institución por muchos años, en su vida privada se comportó  no como un Padre sino como un padrillo de antiguo cuño de los campos chilenos.  Con la diferencia que como era Sacerdote y Jesuita por añadidura, usaba estas condiciones como armadura para seducir a los ricos y a mujeres a las que debe haber tenido chantajeadas emocionalmente para que no hablaran.

Poder y Dinero, que es la moneda de cambio del Poder.  Poder hacer lo que les da la gana, y esta “gana” tenía relación con el sexo, fuerza de la naturaleza que en general manejamos bastante mal.

Poder para hacer callar a las personas alrededor, que en honor a su gran actuación como empresario de una obra de beneficencia, acallaban cualquier reclamo de las mujercitas abusadas.

O hacían vista gorda sobre las inclinaciones del padrecito.

Poder sobre las mujeres que no se atreven a contar que el Director Espiritual usó su poder sobre ellas y aprovechó sus debilidades.

La Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola, vasco, servidor del Rey de Castilla y Capitán de sus Ejércitos, en su juventud también fue un caballo desbocado, hasta que peleando con sus vizcaínos contra sus hermanos vascos del Reino de Navarra, estos lo mandaron malherido a morir a la casa- torre de su familia.  Allí sufrió las penas del tacho, tuvieron que quebrarle de nuevo una pierna para podérsela arreglar, y en su convalecencia pudo meditar sobre su vida, según él, leyendo vidas de santos y mártires.

Allí descubrió que era un sirviente de un rey, y su destino iba a ser cometer todas las fechorías que el rey le mandara y al final de su vida se iba a ir al Infierno, según la doctrina de la época.

Con esa perspectiva decidió servir a un Rey muy superior al de Castilla, y como era cristiano su Rey iba a ser el Dios de los cristianos y como era soldado, concibió la fundación de una Compañía de soldados al servicio de Jesús.

Esta fue la única orden religiosa que admitió judíos conversos o hijos de judíos en sus filas, personajes que en esa época específica estaban en la mira de la Inquisición.

Otro invento de Ignacio de Loyola fueron los Ejercicios Espirituales, que obliga a los miembros de la Compañía a entrar en meditación e introspección, para constatar si están trabajando para mayor gloria de Dios o para su propio fin y que ellos aconsejan periódicamente a sus miembros.

Tengo la impresión personal, que muchos sacerdotes realmente pierden la fe, o se confunden porque Dios es mudo y misterioso.  Aun así muchos de ellos, siguen el camino de Jesús, al cual admiran, y se comportan con rectitud aunque su fe haya cambiado de forma. Estos dejan a veces el Sacerdocio y se casan y viven vidas normales.

Otros que también pierden la fe de la infancia, se acostumbraron a esa vida y les es difícil insertarse en el mundo y siguen, pero ensayan sexualidades desviadas, usan el poder para su confort y el dinero para conquistar otros campos que les producen satisfacciones.

Los que tienen pasta de gerentes, hacen eso, gerentean obras de caridad o grandes proyectos, y se nutren de la admiración de otros. Y hacen lo que hubieran hecho en la vida corriente: Abusar de los más débiles a beneficio propio.

Lo más tremendo de estas personas es que en vez de abandonar la Compañía, la convirtieron en punta de lanza para sus propios fines.  El contacto con tanto poder y tanto dinero y éxito mediático, los hizo “santos profesionales”, con estatua y todo.

El problema de los santos profesionales es que conocen muy bien el lenguaje de lo que consideramos virtud o santidad y con eso nos ”apantallan”, como dicen los mexicanos; además si realizan acciones sociales benéficas, el tipo pasa a ser un héroe.

Tengo un primo jesuita que resumió muy bien lo que para él era importante en la vida, y es ser un buen ser humano, al que le importe más el juicio que tenga de él la cocinera de su casa que el de cualquier otra persona.  Que camine en la vida con Jesús, que fue un hombre bueno que no se aficionó a las riquezas ni el poder, y que se inspiraba en un Dios bueno y justo al cual llamaba “Padre”.

Yo agrego, que no era aficionado a los sacerdotes profesionales de las religiones organizadas ni a las sectas de hombres “puros” que se sentían superiores como los Fariseos.

Las castas sacerdotales ya no se justifican como administradoras de ritos, ni las ilusiones domingueras sobre la santidad de nadie.  Ni menos alimentarle el ego a las organizaciones religiosas inflándolos de dinero que los hace perder la cabeza como a cualquier mortal.

Como los jesuitas son una orden muy conocida y universal, a la cual pertenece el Papa, cualquier escándalo sale en primera plana.

Pero no hay que olvidar que junto con algunos jesuita descriteriados, que los ha habido incluso financiados por la CIA, hay otro grupo que se ha tomado en serio eso de ser compañero de Jesús habiendo desafiado los poderes mundanos y puesto su vida e intelecto al servicio de los más necesitados, de los migrantes y de los excluidos.

Por el bien de todos los religiosos bien intencionados, esperamos que tanto las religiones cristianas como las otras, limpien sus casas y practiquen lo que los maestros de sabiduría han dicho desde que se tiene noticia: No mates, no mientas, no robes y trata a tu prójimo como te gustaría que te trataran a ti.

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