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Una advertencia de EEUU ayuda a comprender el último apagón en Venezuela

Una advertencia de EEUU ayuda a comprender el último apagón en Venezuela
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Unos días luego de que el gobierno de Nicolás Maduro denunciara que los apagones de marzo fueran causados por ataques cibernéticos y electromagnéticos, Donald Trump firmó una Orden Ejecutiva con la que allanaba el camino para que se investigara y defendiera las infraestructuras críticas de su país de ofensivas extranjeras por pulso electromagnético.

La iniciativa tomó por sorpresa a muchos, incluidos opositores, ya que las armas de pulso electromagnético (EMP, por sus siglas en inglés) parecen tomadas de las películas y no una amenaza real. Muchos ignoran que provienen de un efecto secundario descubierto por las pruebas nucleares de los Estados Unidos y la Unión Soviética a mitad del siglo XX, y que su instrumentación se ha desarrollado desde entonces.

La Comisión

Desde el año 2001, el Congreso de los Estados Unidos ha venido evaluando los posibles riesgos de un ataque EMP a los Estados Unidos mediante una Comisión integrada por científicos, ingenieros y operadores corporativos íntimamente ligados a la estructura del Departamento de Defensa y sus contratistas privados, mejor conocidos como el complejo industrial-militar.

Los cuatro puntos a evaluar por dicha Comisión, desarrollados a través de un informe y un reporte, son:

1. La naturaleza y la magnitud de las amenazas de un EMP de gran altitud sobre los Estados Unidos en los próximos 15 años (ya van 18 desde el inicio de la Comisión).

2. La vulnerabilidad del ejército estadounidense y especialmente de los sistemas civiles a un ataque EMP, con especial énfasis en la infraestructura crítica ante emergencias.

3. La capacidad de ese país de reparar y recuperar el daño infligido en caso de un ataque.

4. La viabilidad y el costo de la solidificación defensiva de los sistemas militares y civiles ante una ofensiva EMP.

Un rayo sirve a modo comparativo para un ataque de pulso electromagnético, pues probablemente se realizaría a través de un dispositivo de gran altitud (Foto: Getty Images)

Los informes

Cabe decir que los informes desprendidos de la Comisión estudian un ataque EMP de gran altitud casi de manera exclusiva (la llamada Bomba de Arco Iris), capaz de producir un efecto blackout con el poder similar a la descarga de un rayo (50 mil voltios por metro) y no letal, con la explosión de una bomba atómica a unos 700 kilómetros de altura sobre el objetivo.

Pero también, en los informes se hace mención a las armas EMP en pequeña escala, con la capacidad de dañar cualquiera de estas áreas: el poder eléctrico, las telecomunicaciones, la banca y las finanzas, la industria del petróleo y el gas, las infraestructuras de transporte, alimentos y agua, y los distintos servicios de seguridad y emergencia así como de gobierno.

El primer informe ejecutivo de la Comisión fue publicado en 2004 con consideraciones bastante generales sobre las posibles consecuencias de la Bomba de Arco Iris sobre los Estados Unidos. Allí se dice califica al ataque EMP de «actividad terrorista» que usa una «pequeña cantidad de armamento nuclear» que produciría un «impacto catastrófico» en la sociedad.

Asimismo, distingue los rangos de acción de una Bomba de Arco Iris en tres:

  • El E1, cuyo pulso de energía dura una fracción de una billonésima a unas pocas millonésimas de segundo, puede interrumpir o dañar los sistemas de control basados en la electrónica, como sensores, sistemas de comunicación, sistemas de protección, computadoras y dispositivos similares. Su daño, o lo que ellos llaman «la interrupción funcional», puede extenderse a un área muy grande.
  • El E2 cubre una extensión geográfica mayor que el anterior y es similar a un rayo en su dependencia del tiempo, pero algo menor en amplitud. En general, dice el informe, no sería un problema para los sistemas de infraestructura crítica, ya que existen medidas de protección para la defensa contra rayos ocasionales. El componente E2 conlleva un riesgo sinérgico y es, por ello, una réplica en menor grado del E1.
  • El componente final del EMP es el E3, un impulso posterior de crecimiento más lento y de duración más prolongada que crea corrientes disruptivas en líneas de transmisión de electricidad largas. Daña los sistemas eléctricos de suministro y distribución conectados a dichas líneas.

Lo importante a tener en cuenta es que la secuencia de los componentes E1, E2 y luego E3 de EMP es importante porque cada uno puede causar daño, y el daño posterior se puede aumentar como resultado de los daños anteriores.

Todo lo dicho en este informe fue replicado y ampliado de manera considerable en un segundo informe de 2008, el Reporte sobre las Infraestructuras Críticas Nacionales, por lo que nos concentraremos en éste, en específico el apartado en torno a los efectos de un EMP de gran altitud y en pequeña escala en el sistema eléctrico estadounidense.

SCADA e interrelación de infraestructuras

En el sumario del reporte de 2008 se encuentra a detalle un análisis exhaustivo de los diferentes sistemas y áreas que están sujetas a un ataque EMP, con descripciones y elementos de sus componentes, los esquemas y recomendaciones para su protección y reparación en caso de daños, la organización infraestructural de los Estados Unidos, sus capacidades y vulnerabilidades.

Estamos hablando de un texto de poco más de 200 páginas.

También, por cada ítem analizado, se encuentran los resultados de algunas pruebas de EMP sobre los sistemas electrónicos y eléctricos expuestos, incluidos los efectos de la combinación de las pulsiones E1, E2 y E3 sobre el objeto de estudio.

Los escenarios de colapso electrónico y eléctrico están descritos con prolijidad, y los relaciona con algunos desastres naturales y provocados humanamente que han ocasionado efectos similares en la historia reciente de Norteamérica.

Uno de los ítem que revisa el informe de manera especial, y casi al principio, es el sistema SCADA, «vulnerable» a los ataques EMP y por tanto crítico para ese país, ya que la dependencia en dicho sistema está bastante generalizado en lo estatal y lo privado. Resulta entonces una «amenaza sistémica» ese tipo de armas a toda la infraestructura vital nacional.

El reporte insiste en que la jaula de Faraday no es suficiente debido a la potencia de un ataque electromagnético de alta energía, que podría penetrar el dispositivo de seguridad desde el campo abierto o a través de otros cables posiblemente conectados al «cerebro» del SCADA.

Una pulsión tipo E1 sería la más desastrosa para el SCADA, dice el texto, sobre todo si existe el riesgo de los cables conectados. Ni hablar si los componentes E1, E2 y E3 juntos dieran con el objetivo.

La primera recomendación en torno al problema es ir a fondo en los componentes del hardware del sistema y mejorarlos en su capacidad de resistencia y defensiva, ya que el SCADA necesita de conexión de Ethernet y, por ende, de cableado.

Debido a la interrelación y la sinergia entre las diferentes infraestructuras, y la hegemonía del sistema SCADA en la instalación electrónica de sus estructuras centrales, el equipo de la Comisión tiene mucho en cuenta el análisis de este software.

Con el mismo entusiasmo en que Estados Unidos se preocupa por el SCADA y los ataques electromagnéticos, que los analiza como inminentes, de igual manera el gobierno venezolano denuncia la posibilidad de un EMP al sistema electrónico de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en Guri.

Tomando en cuenta que Venezuela, sin electricidad, también sufre de las mismas consecuencias que muestra la imagen mostrada arriba, de la sinergia entre las diversas áreas y servicios de un país en el siglo XXI.

EMP y la red eléctrica nacional

En el reporte hay un hincapié en el hecho de que la red eléctrica de los Estados Unidos está profundamente conectada a todas las actividades de la sociedad y la economía, como en muchos otros lados del mundo (remember Venezuela). En ese país, la distribución de cargas se divide en tres, siendo el estado de Texas (petrolero) un eje central. 300 millones de norteamericanos dependen de esa red.

Ello repercute en que una «modesta alteración al sistema eléctrico puede causar un colapso funcional», con consecuencias catastróficas a la sociedad civil.

Como se denunció en el momento con respecto al ataque contra la Central Hidroeléctrica Guri, los estadounidenses afirman que la red eléctrica de su país puede atacarse «usando información de las operaciones en los sistemas de control», es decir, debe haber mano interna que asista la operación.

Pero un EMP sería mucho más letal e incluso de fácil traslado. Dice el reporte:

«La Comisión ha concluido que incluso un arma de rendimiento relativamente moderado a pequeño de características particulares, utilizando información de diseño y fabricación ya diseminada a través de medios lícitos e ilícitos, puede producir una fuerza de campo E1 potencialmente devastadora en regiones geográficas muy grandes. Esto seguido por los impactos de E2, y en algunos casos los impactos graves de E3 que operan en componentes eléctricos que el E1 deja relativamente desprotegidos, pueden ser extremadamente dañinos (el E3 requiere un mayor rendimiento para producir efectos importantes). De hecho, la Comisión determinó que tales dispositivos de armas no solo podrían construirse y distribuirse fácilmente, sino que los detalles de estos dispositivos han sido objeto de tráfico ilícito durante el último cuarto de siglo. La intensidad de campo de tales armas puede ser mucho mayor que las utilizadas por la Comisión para probar los niveles de falla de los componentes y subsistemas del sistema eléctrico».

Es tanta la capacidad que un arma pequeña EMP, sin el uso de la Bomba de Arco Iris, puede tener, que un preciso ataque al objetivo correcto en el sistema eléctrico de los Estados Unidos puede dejar sin luz al 70% de su territorio en un abrir y cerrar de ojos.

Aunque una ofensiva sobre los sistemas SCADA en los Estados Unidos sería suficiente, pues son «centrales» en el «monitoreo y coordinación de la red eléctrica». Ya de por sí, en 2008 cuando se publica el reporte, el país invertía 1.4 mil millones de dólares solamente en el software que también controla las operaciones de Guri, en Venezuela.

De hecho, la Comisión admite que un ataque pequeño de EMP puede causar los estragos eléctricos y electrónicos del Huracán Katrina (2005), que dejó a unas 4 millones de personas sin luz eléctrica en unos 233 mil km² de los Estados Unidos, un área equivalente al Reino Unido. Los estados de Florida, Luisiana, Misisipi y el sudeste estadounidense fueron los más afectados.

Si los componentes E1, E2 y E3 golpearan el sistema eléctrico de cualquier país, seguramente la red se vería totalmente colapsada. Quizá por semanas o meses, dice el reporte.

A la carga corporativa

Ni la Comisión formada en 2001 ni la reciente Orden Ejecutiva de Trump son las únicas veces que en Estados Unidos se han interesado por estas armas, sea por las vulnerabilidades propias como por las prospectivas ofensivas del futuro.

Los medios antichavistas han ridiculizado los ataques cibernéticos y electromagnéticos en Venezuela, lo que demuestra, o una gran ignorancia con respecto a las nuevas tendencias de la industria militar y el contexto de una nueva «guerra fría» atravesada por estas tecnologías, o sencillamente operan como blanqueadores de información y escenario ante unos consumidores de noticias sin ninguna lectura crítica de los acontecimientos.

Pero la carrera armamentística y por el desarrollo tecnológico entre potencias atraviesa este esquema de armamento que suenan a película de ciencia-ficción. Las corporaciones con las relaciones más estrechas en el Departamento de Defensa (el complejo industrial-militar) y sus pasillos tienen los contratos más lucrativos del sector en los Estados Unidos.

En 2017, la fuerza aérea del Pentágono confirmó la fiabilidad de usar armas electromagnéticas de alto poder desde aviones, para atacar comunicaciones y redes eléctricas de un enemigo determinado, construidas por Raytheon Co. y ratificadas por Boeing.

Siendo la Comisión expuesta aquí una extensión del Pentágono en el Congreso para conseguir más dinero en ese sector industrial tan en boga como es el electromagnético, y tomando en cuenta la dimensión internacional en el uso de estas armas (todo país con armas o experimentaciones nucleares puede desarrollar esta tecnología), no resulta muy conveniente poner en entredicho la existencia y los efectos del EMP.

Esa industria armamentística forma parte de una dimensión mucho más actual que las mostradas en las películas de Hollywood.

*Fuente: MisiónVerdad

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