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Increíble, pero hay quienes se atreven a defender el TPP-11

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Luego de la entrevista con un crítico del TPP-11, Gabriel Palma, el diario El Mostrador ha entrevistado a dos partidarios. Primero fue entrevistado Andrés Rebolledo, exdirector de la Direcon, y luego a Rodrigo Yáñez, actual director de esa institución

Un par de breves comentarios sobre esas declaraciones:

1) El tratado, como documento jurídico que es, es muy complejo y lleno de detalles que hacen difícil prever el futuro y demostrar claramente en pocas palabras tanto que traerá graves daños o que significa un gran provecho. Habría que poder enfrentar a los partidarios y críticos en un panel para oir argumentos y contraargumentos en diálogo directo.

2) Llama la atención que se argumente a favor de TPP-11 argumentando que lo que se le critica ya está en tratados anteriores. Suena como decir que, clavado el primer puñal, las siguientes puñaladas no importan.  Si es así, sería más interesante un análisis de los efectos de esos tratados vigentes. Hay cuatro puntos que me parecen importantes:

a) [Esos tratados han significado un] aumento de las exportaciones. Esta sería la principal ventaja, real. Pero llama la atención que nunca se mencione el otro lado de la medalla, también real: un aumento de importaciones. No mencionar el aumento de la importaciones, es como si se quisiera esconder el efecto que tienen esos Tratados: la destrucción de la producción nacional, incapaz de resistir la competencia extranjera (a eso se debe la comprobada desindustrialización de Chile). De hecho la balanza comercial chilena, p. ej.: Tratado con la Unión Europea,  se ha vuelto negativa luego de ser positiva. Se exporta más, sí; pero sobre todo se importa más, nos volvemos más dependientes, menos capaces.


*Fuente de la gráfica: Departamento de Estudios Direcon

b) Se argumenta que bajo esos tratados ha habido una ausencia de conflictos jurídicos. Se argumenta que en todos estos años, sólo ha habido tres demandas contra Chile. Pero ¿no se deberá eso a que Chile no hace ningún intento por apoyar/defender sus industrias o de no buscar mejorar su posición?  Si es así, entonces estaría claro porque Chile nunca será demandado.

c) Se argumenta que sólo se le prohíbe al país hacer «discriminación» contra la empresa extranjera. Esto no es cierto. También se prohíben medidas que podrían favorecer el desarrollo nacional aunque se apliquen a todas las industrias, nacionales o internacionales. P. ej. exigir un porcentaje determinado de exportación o un grado de «contenido nacional» a la producción (Cap. 9. Inversión, Artículo 9.10.).

d) Se argumenta que el TPP-11 adapta las reglas antiguas de la OMC al mundo, muy diferente, de hoy. Desgraciadamente eso es cierto: el mundo de hoy es distinto, ha aumentado la brecha entre los países industrializados y los productores de materias primas. Y los países desarrollados usan su acrecentado poder para exigir justamente «reciprocidad», es decir, no discriminar.

Las antiguas reglas reconocían que el tratamiento no podía ser el mismo para países tecnificados y países con poca técnica, reconocían que existía una asimetría, y que una «discriminación» positiva era necesaria. Un buen TPP tendría que acentuar eso y apoyar claramente la disminución de la brecha, apoyar un mayor progreso tecnológico de los países de menor nivel. Pero eso es todo lo contrario a lo que defienden Rebolledo y Yáñez, que se juegan por la «no discriminación».  La dependencia tecnológica de los últimos -paísescon menos desarrollo- frente a los primeros -los países desarrollados- crece día a día.
O sea, con tal de poder seguir siendo cola del león, no importa que el león crezca y la cola disminuya hasta … ¿que desaparezca?

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