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Las malas decisiones, el laissez faire y el síndrome del Viejo Pascuero

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01. de Junio 2019
Decían en mi familia, que Dios perdona los pecados, pero no los errores; especialmente los de juicio.

Y ese juicio, agrego yo, tiene que ver, entre otras cosas con la capacidad de imaginar el futuro, con la madurez de nuestras convicciones, con la perseverancia y la prolijidad en nuestros comportamientos y su contrastación con la realidad.

Agradezco siempre a mis padres el enseñarme algunas cosas vitales, y una de ellas es llamar las cosas por su nombre.  ¿Un tipo roba?  Es un ladrón. ¿ Miente? Es un mentiroso.  ¿Transgrede las normas de la sociedad habitualmente?  Es un delincuente.  Así.  Sin anestesia.  ¿Trabaja al filo de la legalidad? Es un fresco y mejor no aceptarlo como amistad ni ejemplo para nuestra familia.

¿Un hijo se emborracha y tiene un accidente de automóvil? Triste, pero un aletazo paterno o materno, para refrescarle el juicio, le hace muy bien. Y que enfrente sus acciones.

Lo que yo veo en las nuevas generaciones, es un arribismo sin nombre que hace que se tolere cualquier cosa, si esto significa escalar social y económicamente.  Un mal uso de la psicología en pro de actuaciones paternas y maternas blandengues y fantasiosas, mezcla del síndrome del Viejo Pascuero con el Laissez Faire del Neoliberalismo y el mesianismo religioso.

Con esta realidad falsamente endulcorada, hemos obtenido el record de abusos infantiles avalados por el Estado, por la Iglesia y por los padres indolentes.

Hemos obtenido el record de la desprolijidad en la confección de leyes y en la redacción de sus normas, dejando verdaderos agujeros legales por el cual penetran todos los frescos, mentirosos e ignorantes que criamos en nuestras casas.

¿Culpa de la clase alta que teniendo acceso a la información, que da luz sobre la consecuencia de los actos, se ha dejado estar en el dulce placer del poder obtenido por herencia?

¿Culpa de las Universidades, que al no haber sabido tomar su rol, han trabajado para ideologías y clases específicas en vez de llevar al pueblo el gusto por el conocimiento y la búsqueda de la caminos nuevos  para el conjunto de ciudadanos, y se ha concentrado en enseñar bien o mal técnicas descontextualizadas  de un marco ético?

¡Qué vergüenza da ver las instituciones de nuestra nación siendo demolidas por sus propios miembros, ya sea por ignorancia, por frescura o por ambas!

La Presidencia de la República, es casi Borbónica, regida por los caprichos de este Presidente- Rey al cual sus consejeros no saben hacerle un párele.  Y no saben hacerle un párele, porque ha sido el principal demoledor de instituciones, al nombrar personas sin la prestancia ni autoridad ni experiencia para que lo contengan y dignifiquen las instituciones y el puesto que ocupa.

El pueblo ha creído que como es millonario, le basta sentarse en el trono para que los billetes se multipliquen, para que el empleo aumente y los salarios suban. Esto es parte del síndrome del viejo Pascuero y el mesianismo, que hace que las personas crean que la salvación está mediada por los papás y que un millonario, con muchos cuentos raros alrededor, va a usar su poder para salvarme a mí, y no para sus buenos negocios.

¿Y dónde está la oposición constructiva, el pueblo ilustrado que desea un futuro mejor para nuestra patria?

Rascando las arcas fiscales para subirse el sueldo.  Evadiendo los temas polémicos, los cuales necesitan estudios serios e información bien respaldada, para ponerlos sobre el tapete.

Por ejemplo, las zonas de sacrificio, que así se llaman los lugares donde funcionan las industrias contaminantes para la salud de la población, ¿Han sido objeto de estudios serios?

Hace más de 10 años que periódicamente se pone en escena el peligro de los pesticidas y herbicidas sobre la salud genética de la población.  No se oye Padre, decían los viejos.  Nadie toma esa bandera excepto un par de periodistas, que denuncian permanentemente el tema.

Dentro de poco  si es que ya no están, va a haber 1 millón de viejos en esta sociedad, que no tienen como mantenerse.  ¿Nos suicidaremos colectivamente, para evitarle molestias a la patria?

“Nuestras” napas se están secando y “nuestros” glaciares derritiéndose.

¿Serán nuestros, me pregunto?

El agua es privada, cosa insólita en el mundo. ¿Se ha pensado en forma estatal, como país, en proyectos grandes de desalinización de aguas con energías solares o eólicas?  ¿O están esperando que un privado lo haga para que después se haga rico?

La sequía destruyó el Imperio Maya, quienes abandonaron sus ciudades, y propició la estampida de pueblos de la estepa euroasiática sobre Europa.

La sequía no es broma.

¡Sea innovador, comparta la bañera! Será uno de los lemas del mañana.

¿No se han dado cuenta que este espíritu de no intervención del Estado, en un país cuyos capitalistas tienen aversión al riesgo, nos va llevando a la abulia, a la falta de competencia, y a la decrepitud de las instituciones?

¿Y fuera de eso a algún desastre poblacional?

A mí me gusta la música.  Hace poco veía un youtube de un concierto en algún país de Asia.  Concierto de música clásica occidental, para lo cual tenían unos anfiteatros maravillosos con una perfecta acústica y gran capacidad.

¿Cuántos años tiene el Teatro Municipal de Santiago?  Fue fundado en 1857….

Entonces, en un indicador internacional aparece Chile en la cola de la competitividad.  Y lo primero que hace el Presidente del Gremio Industrial, es echarle la culpa al gobierno anterior.

No me parece razonable, ya que las inversiones se hacen en el largo plazo y los plazos de los gobiernos son muy cortos y da la impresión que la ruleta financiera ha sido mucho más tentadora que los proyectos industriales para los que manejan ahorros que se convierten en inversiones financieras.

Y aquí volvemos al tema de la aversión al riesgo y a la innovación, de los capitalistas que forman negocios familiares rentables de poco riesgo, para asegurar a su prole por varias generaciones.

Y como ya nadie compite con China, los negocios chilenos no son industriales, sino que de tipo comercial sin que agreguemos ningún valor a las mercancías que se traen de fuera.

Y los recursos naturales de la minería, los enviamos para afuera casi sin ningún valor agregado.

Y como el futuro se ve tan incierto, tan mezquino en empleos y en actividades posibles, los que pueden aseguran a sus hijos y nietos como pueden, porque saben que si se quedan sin trabajo los tendrán que mantener de igual modo.

Y así se forma un círculo vicioso que el Estado debería ayudar a romper auspiciando proyectos innovadores en forma activa.

Siempre me he preguntado

¿Por qué junto con el fin de la dictadura, se desarmó el único Instituto de Investigaciones Tecnológicas de Chile?

Ese que tenía patentes para el Estado acerca de la Lixiviación Bacteriana del Cobre, de Frigoríficos, de alimentos proteicos, etc.

¿Fue la rapiña de los nuevos gobernantes? ¿Quién se quedó con todo?

Y ahora:

¿Dónde están las fábricas de pilas y baterías aprovechando el Litio?

¿Qué pasó con el Litio, cuya discusión despareció misteriosamente de los medios de comunicación?

Porque don Evo se ha asociado con los alemanes para explotarlo.

¿Y nosotros?

Porque del Litio y del Finado Fernández, nunca más se supo.

Como decía el Zorro Iglesias, un cómico argentino de mi infancia.

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