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La retirada estadounidense de Siria y Afganistán ‎

Hoy reproducimos el artículo, publicado en el diario sirio Al-Watan, donde Thierry ‎Meyssan aborda la retirada de las fuerzas militares estadounidenses ilegalmente ‎presentes en suelo sirio. Este trabajo incluye informaciones que los medios de difusión ‎occidentales han preferido ignorar y que aclaran cómo llegó el presidente Trump a ‎decidir la retirada, con sus aliados sauditas y qataríes y en coordinación con Rusia. ‎

| Damasco (Siria)

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Siria se había convertido en un campo de batalla para las naciones de todo el mundo. ‎Estados Unidos y Rusia se hallaban allí frente a frente. El 20 de diciembre de 2018, Washington ‎decidió retirarse sin ningún tipo de compensación. ‎

Esa fecha quedará inscrita en la historia del mundo como la más importante desde la disolución de ‎la Unión Soviética, el 26 de diciembre de 1991. Durante 27 años, el mundo había sido unipolar. ‎Estados Unidos era la primera potencia económica y militar, amo único de los ‎acontecimientos. ‎

Pero Estados Unidos perdió hace 3 años su predominio en el plano económico, al ser ‎sobrepasado por China. Y después perdió, ante Rusia, su condición de primera potencia mundial ‎en materia de guerra convencional. Ahora acaba de perder también el estatus de primera ‎potencia nuclear ante las armas hipersónicas rusas. ‎

El presidente Trump y el general Mattis, jefe del Departamento de Defensa, cumplieron la promesa ‎de retirar el apoyo de Estados Unidos a los yihadistas. También han cumplido su promesa de ‎retirar las tropas estadounidenses tanto de Siria como de Afganistán. ‎

Para Mattis, sin embargo, el fin de la coalición contra el Emirato Islámico (Daesh), que reunió ‎‎73 países alrededor de Estados Unidos, es el preludio de la disolución de la OTAN. ‎Como soldado, Mattis no puede aceptar el riesgo de que Estados Unidos se quede sin alianzas. ‎El presidente Trump, por el contrario, señala que la decadencia de Estados Unidos ya no permite ‎seguir metiéndose en guerras. Para Donald Trump, es imposible para Estados Unidos seguir ‎lidereando a sus aliados y lo más urgente es reparar la economía estadounidense. ‎

La decisión del presidente Trump es resultado de una intensa reflexión. ‎

Esa decisión se anuncia después del viaje a Damasco –la capital siria– del viceprimer ministro ‎ruso Yuri Borisov, quien dirige el complejo militaro-industrial ruso. Para eso dispone de un ‎presupuesto especial que escapa a toda forma de influencia o control occidental y que ni siquiera ‎es parte del presupuesto oficial del Estado. Durante la estancia de Borisov en Damasco, la Federación Rusa y la República Árabe Siria llegaron a una serie de acuerdos en virtud de los cuales ‎la labor de reconstrucción y las relaciones económicas futuras entre ambos países se desarrollarán ‎únicamente en rublos y a partir de un banco especial, que no tendrá nada que ver con el dólar ‎estadounidense. ‎

La decisión de Trump se anunció también después del viaje a Damasco de un jefe de Estado árabe, ‎el presidente sudanés Omar el-Bechir, quien fue recibido por el presidente sirio Bachar al-Assad. ‎El presidente de Sudán representaba a los jefes de Estado de Estados Unidos, Arabia Saudita y ‎Qatar. En cuanto el presidente sudanés comunicó al presidente Trump lo que había conversado ‎con el presidente sirio Assad, se anunció la retirada de las fuerzas estadounidenses ilegalmente ‎presentes en suelo sirio. ‎

Se mencionó una incorporación –con ayuda de Irán– de los combatientes kurdos al ejército de la ‎República Árabe Siria, previa intervención de la principal milicia chiita iraquí. ‎

Al mismo tiempo, el «Trato del Siglo», que sigue sin darse a conocer, ya está en marcha. El Hamas ya ‎no está luchando contra Israel sino que está recibiendo financiamiento israelí a través de Qatar. ‎La monarquía jordana tendrá que aceptar como súbditos a los palestinos, exponiéndose así a que ‎estos la derroquen. El régimen israelí de apartheid reinante en Tel Aviv sufrirá en los próximos ‎años la misma suerte que el apartheid sudafricano. ‎

El mundo no está evolucionando como hubiésemos creído que lo haría: de un sistema unipolar ‎hacia un sistema multipolar. Existe ciertamente, por un lado, la unión euroasiática ruso-china pero… ya no hay Occidente. Cada país de la OTAN se ve bruscamente ante una especie de ‎independencia y es probable que algunos tomen ciertas iniciativas, creyendo saber lo que tienen ‎que hacer. Incluso es posible que estallen guerras entre ellos. ‎

Todo lo que habíamos aprendido sobre el mundo está cambiando. Comienza una nueva era. ‎

Fuente original: Al-Watan (Siria)

El autor, Thierry Meyssan, es un intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las «primaveras árabes» (2017).

*Fuente: VoltaireNet
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