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El racismo de Mauricio Rojas en su rol de vocero del Partido Liberal en Suecia

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13.08.2018

Irene Molina, prestigiosa académica chilena radicada en Suecia, cuenta en esta carta cómo fue el Mauricio Rojas -hoy ministro de Cultura- que le tocó conocer, el que llegó a ser vocero del Partido Liberal predicando contra migrantes como él mismo.

El recientemente nombrado ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, ha permanecido en su cargo sólo unas horas y ya ha causado polémica. Y no es de asombrarse. Rojas resultó ser una persona polémica durante toda su estadía en Suecia, pero fundamentalmente durante el período 2004 – 2006, cuando fue vocero del Partido Liberal (Folkpartiet).

Rojas será recordado en Suecia por sus participaciones activas en el debate público llamando a aplicar legislaciones diferenciales y discriminatorias para aquellos que hubieran ingresado al país como inmigrantes. Un ejemplo de lo que realizaba era practicar la deportación en el caso de que las personas cometieran actos delictuales. Esta propuesta discriminatoria le costó el rechazo de algunos líderes de su propio partido que alegaban que el liberalismo no hace diferencia entre los ciudadanos. 

 Fue conocido también por ayudar a este partido y al bloque de la derecha liberal/conservadora de la época, “Alliansen”, a establecer un nuevo término en el vocabulario político del país, el de “utanförskap”. Este concepto no tiene traducción directa al castellano, ya que es un término inventado que pretendía reemplazar conceptos sociológicos clásicos como los de segregación, marginalidad y pobreza, a los cuales la derecha no deseaba referirse. 

En cambio, la responsabilidad de la situación de precariedad en la que ciertos grupos raciales y religiosos como la población africana, la musulmana y otros grupos de inmigrantes no europeos y sus descendientes se encontraban como resultado del racismo y la discriminación estructural que opera en Suecia, le era atribuída a las propias personas, alegando que ellas se negaban a integrarse. 

De ahí que la política propuesta por Rojas y su partido vino a llamarse “la postura de la exigencia”, es decir que había que exigir y castigar al inmigrante por su falta de interés en integrarse. De esta manera, Rojas negaba la existencia de mecanismos de discriminación y racismo, defendiendo la postura cínica de que el que quiere integrarse lo puede hacer, y el que se mantiene en la periferia lo hace por voluntad propia. 

Esta negación del racismo estructural, junto con las propuestas discriminatorias del Folkpartiet, particularmente las del año 2005, le significaron a Rojas muchas controversias con los estudiosos del racismo y con la comunidad latinoamericana en Suecia. 

 Yo me encontraba en ambos ámbitos y me tocó debatir estos temas en la prensa y en la televisión con el señor Rojas. La decisión de nombrar a este personaje Ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, me parece por decir lo menos de mal gusto en un momento en que los sentimientos racistas contra la población migrante proliferan también en Chile.  

La autora, Irene Molina, es Directora del Centro de estudios multidisciplinarios del Racismo, CEMFOR , Universidad de Uppsala. 

*Fuente: El Desconcierto

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