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Pueblos en lucha

EE.UU. opta por el camino del golpe de estado en Venezuela

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11 de junio de 2018
Para nadie es un misterio que a través de la historia de la humanidad los grupos de poder imperiales jamás han aceptado y aceptaran que los pueblos del mundo puedan vivir con dignidad, se desarrollen con plena soberanía, opten por su propio camino, para que sus necesidades más básicas puedan estar resueltas.

Primero fueron los Imperios, luego las casas reales parasitarias, los colonialistas, las aristocracias, luego las oligarquías, la burguesía, el capitalismo industrializado, las grandes corporaciones y una de las expresiones más brutales del capitalismo, el neoliberalismo financiero quienes han usufructuado de todo el poder, para dar rienda suelta a sus más bajos instintos primitivos y animales.

Para tales efectos la bestia capitalista asociada a las grandes corporaciones y los grupos de poder económico, a través de la historia han generado guerras mundiales, conflictos bélicos en los más diversos lugares del planeta, han instalado dictadura militares, han comprado políticos y funcionarios corruptos, han utilizado sicarios, mercenarios, terroristas y carteles mafiosos para profitar del poder, de allí que en esta confabulación en contra de Venezuela, el papel que juega la bestia capitalista no es la excepción.

En lo político la bestia capitalista aparece de forma encubierta en las iglesias cristianas, financia fundaciones,  grupos políticos de extrema derecha, de centro derecha y  los sectores de derecha de la socialdemocracia que están dispuesto a jugar el rol de guardianes de los interese económicos de la barbarie que busca desatar el capital en Venezuela.

En este sentido todo parece indicar que ante un mundo en caos y en donde todos parecen haber perdido la brújula, las fuerzas conservadoras, reaccionarias y neofascistas, están dispuestas a jugárselas el todo por el todo, para poner fin al proceso de cambios que vive Venezuela, conocido como revolución bolivariana y que fuera inagurado por la figura inmortal del ex presidente Hugo Chávez.

Ahora las fuerzas que conspiran para poner fin al legado de Hugo Chávez y que buscan el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, no trepidan en nada para crear las condiciones propicias para dar el asalto final y recuperar el país a través de “un golpe de estado”, la guerra civil, el asesinato del mandatario venezolano y sus colaboradores más cercanos o la intervención directa de los Estados Unidos en el país caribeño.

La bestia capitalista que se encuentra en decadencia y con una enfermedad terminal, encabezada por Estados Unidos, buscan justificar y legitimar el golpe de estado o la intervención extranjera, vía Colombia o el tío Sam, en momentos en que se intensifica la campaña mediática terrorista golpista contra Venezuela.

«Es hora de un golpe de Estado en Venezuela»: titula, un artículo publicado recientemente por la revista Foreign Policy (07.06.18) pide a EE.UU. y sus aliados «sentar las bases» para desestabilizar y derrocar el gobierno del presidente Nicolás Maduro. El articulista, llamado José R. Cárdenas, ex jefe de la USAID para Latinoamérica, chillaba ya anteriormente a través de editoriales del New York Times y The Economist, dicho golpista llamaba al ejército venezolano a «restablecer una democracia constitucional legítima». Y de hacerlo sin votos: por la fuerza.

De allí que el objetivo último y final para las grandes corporaciones norteamericanas, el complejo militar industrial, el poder del dinero, las mafias políticas corruptas de centro derecha del país caribeño, es recuperar el control de los recursos naturales más importantes de Venezuela, al costo de un baño de sangre, de la misma forma como hicieran con el Chile del presidente Salvador Allende.

Los intentos por erosionar y socavar la cohesión y unidad de las fuerzas armadas bolivarianas, se encuentran entre los planes de primer orden para producir el quiebre democrático. Planes que han sido descubiertos por los servicios de seguridad venezolanos. Sin embargo el departamento de Estado para asuntos latinoamericanos, aún no encuentra el Pinochet, que haga el trabajo sucio para recuperar el control del país.

En Venezuela como en otros países, los recursos naturales, son todos aquellos elementos ofrecidos por la madre naturaleza hacia los hombres para que estos puedan suplir sus necesidades más elementales. Estos recursos son vitales, no solo porque suple las necesidades del hombre, sino porque hace posible la subsistencia del mismo en su propio ambiente natural. Los recursos naturales de Venezuela se basan principalmente en sus grandes reservas de petróleo, gas natural, coltán, hierro, oro, bauxita, carbón, hierro, plata, cobre, plomo, estaño, manganeso, níquel, titanio, mercurio, tungsteno, diamantes, bauxita, cromo, magnesita, fosfato, mica, amianto, sal, caolín, energía hidroeléctrica, fauna marina, entre otros recursos.

De allí que el Imperialismo norteamericano y los seudo demócratas de la Unión Europea, junto a los mandatarios de centro derecha de América Latina ligados a los escándalos de Odebrecht y la corrupción (Argentina, Chile, México, Paraguay, Colombia, Brasil, etc.), además de los títeres golpista del Grupo de Lima, el jefe de la conspiración Luis Almagro (OEA) y la prensa negra y amarilla occidental, están empeñados en la búsqueda de un “golpe de estado incruento”, todos alineados con la centro derecha venezolana, para recuperar el saqueo del país.

De producirse un golpe de estado exitoso, la venganza será siniestra, comenzará la cacería de brujas y al igual como en Chile, Venezuela se verá enfrentado a la represión, persecución y muerte de los altos funcionarios de gobierno, de los miembros del partido PSUV, de los dirigentes sociales, sindicales y de izquierda, miles se verán enfrentados a la tortura, a la desaparición de personas, miles serán hacinados en campos de concentración y miles tendrán que salir al exilio, pues el poder del dinero no tiene escrúpulos ante nada, cuando se trata de la defensa de sus privilegios e intereses.

Los llamados al golpe de estado desde la prensa amarilla norteamericana y occidental, cada vez son más virulentos, más agresivos. Llamados que se realizan desde las filas del Partido Republicano y el sector de derecha del Partido Demócrata y personeros diversos de la derecha de América Latina y el golpismo estadounidense. Con ello, Estados Unidos intenta revivir el ciclo de los golpes militares y la Operación Cóndor en la región, pues después de Venezuela, viene Nicaragua y Bolivia, pues el Imperio no está dispuesto a aceptar más gobiernos reformistas o progresistas. Es más, incluso medios de prensa mexicano destacan que los EE.UU. no están dispuestos a aceptar un gobierno encabezado por Manuel López Obrador (AMLO) de corte socialdemócrata y favorito en las encuestas.

Cuando resuenan las palabra golpe de estado, me viene al recuerdo párrafos de las última palabras de la figura inmortal del presidente Salvador Allende, cuando al momento del golpe de estado expresaba: “El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición”, para luego agregar ante el asesinato del  “Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estarán en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios”.

En su última alocución al pueblo chileno, el presidente Allende agrega además: ”Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos… porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos”.

El fascismo en Venezuela impulsa las “guarimbas”, el sabotaje, el desabastecimiento de los productos alimenticios de primera necesidad, el mercado negro, la especulación de precios, todo lo que da como resultado además,  que se dispare gradualmente la inflación, cuestión que los golpistas también pusieron en práctica en Chile.

Ahora una “guerra civil” en Venezuela sería catastrófica, pues esta permitiría la intervención militar directa o encubierta de los Estados Unidos, a través de sus bases instalada en territorio colombiano (8) y utilizando como carne de cañón a los grupos paramilitares de extrema derecha, que asolan los campos colombianos  asesinando campesinos, dirigentes sociales, dirigentes políticos y de defensa de los derechos humanos y que cuentan como aliados a los carteles del narcotráfico.

Agencia Indoamericana de Prensa (AIP)

-El autor, Eduardo Andrade Bone, es Comunicador Social, Analista Político y Corresponsal de Prensa

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