Punta Peuco / Derechos Humanos / El Nuevo Período
por Pablo Varas (Chile)
6 años atrás 5 min lectura
Más allá del cierre del penal de PuntaPeuco, medida que debió tomar Bachellet el primer día en que asumió por segunda vez la presidencia del país, el asunto fundamental actual es el precario estado en que se encuentra el Movimiento de Derechos Humanos en Chile.
A pesar de los tantos intentos por revertir la derrota posiblemente esta sea una de las más duras e incomprensibles. Podemos entender el abandono de las consignas que se lanzaban en esos años de rebeldes, las boinas caladas al estilo del Che, hemos logrado entender hasta el miedo que los obligó a dejar en el abandono a sus propios compañeros y camaradas para viajar al exilio. Todo lo hemos entendido, así fueron quedando los asuntos.
Bachellet presidenta, militantes el PS, con sus ministros PPD/PS/PRSD/PC, abandonan su historia, claudican, se rinden y dejan en la mitad del camino a la generación que creció entre golpes, miedo, como si en la medida de lo posible no estaba ni llegaba una página bien escrita en la historia, una frase tan violenta con apellido golpista.
De repente, después de todos los años de tanta espera, que la puerta suene a cualquier hora para verlo regresar, para que la casa se llene en todos sus rincones con el sonido de la llave, o encontrar la camisa en el suelo por las mañanas, los años también se han cansado, la derrota es violenta, tantos que se cambiaron y levantaron los brazos. Y esos otros, que no son los miles y miles que no cejaron, que no se entregaron, que vencieron el miedo y que lo intentaron todo.
La impunidad que desde hace mucho está instalada, no llegó sola, la trajeron, y la mantiene sencillamente porque no les interesa lo que esperamos de ellos. Allá los ya viejos familiares con los mismos carteles. Compañeros que no tenían por qué terminar como pancarta, cuando era un estudiante, obrero, una profesora, o dirigente sindical.
Michelle Bachellet NUNCA tuvo la real voluntad de CERRAR PUNTAPEUCO y tampoco existió en su gobierno PPD/PC/PS/PRSD, ni tuvo la fuerza necesaria para que se pusiera fin con la agresión que sufren cotidianamente las víctimas de los que habitan una cárcel especialmente construida los del mismo bloque bacheletista/nuevamayoría.
Las Agrupaciones de Familiares, que desde los primeros días ocurrido el golpe militar iniciaron largos recorridos en busca de sus familiares, que se juntaron valientemente en el Comité Pro Paz, han sido una de las más notables páginas en la historia de la patria. En los días más duros, los más horribles, esos cuando la DINA buscaba, torturaba y mataba con total impunidad y apoyados en el absoluto poder de la criminalidad uniformada, su búsqueda también las convirtió en correos, ayudistas, casa de seguridad y cobijo; los familiares fueron todo.
De esos primeros familiares que fueron creciendo de forma dramática, un chileno detenido desaparecido era un familiar más a la agrupación, y para los asesinados también estaban sus familiares, los cercanos, sus compañeros de trabajo en las fábricas y sindicatos, en liceos y universidades.
Toda esa bestialidad militar desatada que duró tantos años. Tantas conciencias y voluntades que se sumaron a la tarea de la denuncia y el clamor para conocer toda la verdad. El sostener que en Chile SE HARA JUSTICIA cuando terminaban las manifestaciones entre apaleos, encadenamientos, huelgas de hambre y viajes a las comisarias, daba fuerzas.
Los detenidos desaparecidos, los ejecutados políticos, y los ex presos políticos deben volver a constituirse en los artífices de demandas y propuestas políticas profundas e irrenunciables. No es el tiempo de andar clamando una justa reparación que la han negado sistemáticamente socialistas/comunistas desde 1990 hasta los tiempos actuales. Un asunto es el valor de la razón, la verdad en hora meridiana que acompaña, y lo otro es el desdén con que se trata a los miles que todavía esperan conocer el último lugar de los seres queridos.
Los próximos tiempos que deberán recorrerse con la extrema derecha y el piñerismo en el gobierno, debe contemplar la irrupción de un nuevo movimiento de derechos humanos, amplio, democrático, que incluya desde los padres hasta los nietos de los que fueron violentamente agredidos por las Fuerzas Armadas. No pueden ser las agrupaciones un instrumento de pequeños grupos sin ninguna representación. El abandono de familiares en el norte y el sur es evidente. en muchos rincones de la patria la memoria del dolor sufrido anida entre los más cercanos dando paso a una especie de amnesia intencionada.
Si Bachellet hubiera cerrado Puntapeuco no era el fin de la batalla. Las tareas fundamentales están en la instalación de derechos universales en una sociedad extremadamente desigual como la chilena. Millones de niños y jóvenes no conocen su propia historia, esa que tiene el mismo valor y altura, de los libertadores de la patria.
Para este periodo 2018- 2022 se debe reconstruir el Movimiento de Derechos Humanos que recoja todo lo trabajado y recorrido, en educación, derechos, memoria, verdad y justicia, donde sean los propios familiares, quienes sostengan las nuevas demandas.
No son necesarios los partidos de la centroizquierda, socialista/comunista, justamente porque es allí donde habita la traición, el abandono, la cobardía y el insulto. Cuatro años sin decir nada, colocando de tarde en tarde una frase para decir que algo se hace. Hubo valentía y generosidad para tratar de ejecutar un tiranicidio, pero faltó la dignidad para sostener gestos dignos y cerrar una cárcel/privilegio.
Y si por alguna casualidad la alegría llega con algún gesto altanero rebelde con memoria…se le saludará alegremente.
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