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27 de enero: El 73 aniversario la Liberación de Auschwitz por el Ejército Rojo

27 de enero: El 73 aniversario la Liberación de Auschwitz por el Ejército Rojo
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En la Segunda Guerra Mundial murieron 6 millones de judíos y 28 millones de ciudadanos soviéticos.
¡No lo olvides!


«Tuve suerte porque era joven»: Las desgarradoras historias de los supervivientes del Holocausto

Publicado: 27 ene 2018 22:40 GMT | Última actualización: 28 ene 2018 10:15 GMT

«Los que estaban físicamente más débiles murieron», recuerda uno de los exprisioneros de los campos nazis que este sábado participa en la conmemoración del 73.º aniversario de la liberación de Auschwitz.

"Tuve suerte porque era joven": Las desgarradoras historias de los supervivientes del Holocausto
Niños supervivientes en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau, tras la liberación. Febrero de 1945. Votava / Imagno / Gettyimages.ru

Auschwitz-Birkenau. Con motivo de esta efeméride, de la que se cumplen 73 años, el mundo celebra este sábado el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

No sé puede determinar con exactitud cuántas vidas se cobró la ‘fábrica de la muerte’ desde su apertura en 1940. Se estima que a Auschwitz fueron enviados 1,3 millones de personas, de las que 1,1 millones murieron. El 90 por ciento de las víctimas eran judíos. El campo se convirtió en el símbolo del Holocausto.

Estas son algunas de las desgarradoras historias de exprisioneros los campos de concentración nazi que hoy participan en este día conmemorativo en el Parlamento Europeo, citados por RIA Novosti.

El campo de concentración Auschwitz-Birkenau, en cuyo territorio en 1947 se creó un museo. / Valery Melnikov / Sputnik

Paul Sobol: Sobrevivió a toda su familia

El judío belga Paul Sobol fue arrestado en 1942 junto con su familia y enviado al campo de Auschwitz. Fue el único miembro de su familia que sobrevivió. En 1945 fue trasladado al campo de concentración Dachau. «El 1 de mayo fui liberado por los estadounidenses. Tenía 19 años», recuerda.

Herman Neuman: Ducharse 1 vez cada 10 meses

Este judío belga fue arrestado junto con su familia por una denuncia. Herman tenía dos hermanos casados, con hijos pequeños: ni sus esposas ni sus bebés lograron sobrevivir.

El hombre pasó casi tres años en campos de concentración nazis. En 1944 fue trasladado a Auschwitz III, donde trabajaba «desde las 6 de la mañana y hasta las 6 se la tarde». Durante la jornada laboral se les prohibía comer.

El ejército soviético libera a los prisioneros del campo de concentración Auschwitz-Birkenau. / Boris Ignatovich / Sputnik

«Nos raparon las cabezas. También recuerdo que hacía un frío horrible», cuenta. «No todos lograron sobrevivir. Tuve suerte porque era joven. Las personas mayores y los que estaban físicamente más débiles murieron. Fue un verdadero presidio».

Neuman señala que hasta abril de 1944 llevó la misma ropa con la que había sido arrestado y que durante todo el tiempo que duró la reclusión solo pudo ducharse «tres veces».

El prisionero fue evacuado de Auschwitz cuando las fuerzas soviéticas ya se acercaban al campo, y pasó 20 días andando de pie. «Del campo salieron 7.000 personas, pero a Buchenwald y otros campos llegaron solo 1.200», dice. «A los que no podían andar los mataban a disparos en el lugar. Ni siquiera teníamos zapatos, envolvíamos los pies con trapos».

El hombre fue liberado de Buchenwald en abril de 1945, cuando tenía 19 años.

Tomas Radil: Adaptarse para sobrevivir

El profesor checo Tomas Radil fue llevado junto con su familia en un vagón de carga a Auschwitz-Birkenau, donde todos debían acudir al punto de clasificación. «Mis padres estaban completamente sanos, tenían 63 y 56 años. Querían estar juntos y su deseo se cumplió: fueron enviados juntos al crematorio», relata.

Aunque aún no había cumplido 14 años, decidió mentir a los nazis, y les dijo que era cerrajero y que tenía 16 años. «Me di cuenta de que era necesario adaptarse: de lo contrario, te mataban».

Radil fue enviado a un barracón especial para adolescentes donde las condiciones eran muy duras. Según él, los alemanes realizaban selecciones de los adolescentes sin un fin claro. Una de las selecciones fue lleva da a cabo por el doctor principal de Birkenau que «se aburría». «Señalaba a los chicos uno tras uno: a un lado los que hay que matar, a otro lado los que dejar vivos».

Después, Radil fue enviado al principal campo de trabajo de Auschwitz, donde las condiciones eran mejores. El 27 de enero de 1945 fue liberado por el ejército soviético. «Estaban muy felices de que los soldados del Ejército Rojo nos hubieran ayudado, pero la sensación de felicidad duró varias horas, tal vez días, pero no más», recuerda. «Porque antes teníamos un objetivo claro, sobrevivir. Pero después de la guerra no nos quedaban objetivos claros, no sabíamos que hacer concretamente. Tampoco sabíamos que les había pasado a nuestras familias y que nos esperaba en casa…», recuerda.

«Llegué a casa el primero. No había nadie feliz. Algunos regresaron, pero la mayoría no. Después de todo aquello, no vi caras sonrientes por mucho tiempo», concluye.

*Fuente: Actualidad RT


Publicado en Rebelion.org el 27.01.2012

Para Xavier Pardo, que lo hubiera dicho mucho mejor

«La primera patrulla rusa vio el campo al mediodía del 27 de enero de 1945…». Así lo recordaba Primo Levi en La tregua.

Este viernes, 27 de enero de 2012, celebramos –¡hay mucho que celebrar en este caso!- el 67 aniversario de la liberación de Auschwitz, uno de los campos de exterminio más criminales de la barbarie nazifascista.

En esta Europa dirigida y entregada por sus clases dirigentes a la derecha tecnocrática y extrema; en esta Europa que, bordeando (superando a veces) cumbres abismales de infamia y revisionismo, tiende a equiparar comunismo y nazismo («Declaración de Praga», junio 2008, Vaclav Havel et alteri); en esta Europa en la que parlamento de Estonia, como recordaba recientemente Rafael Poch de Feliu [1], aprobará en marzo de 2012, por amplia mayoría, conceder el título de «luchadores de la libertad» a los miembros de la «Legión SS» estonia que combatieron al lado de Hitler contra el pueblo soviético en la segunda guerra mundial; en esta Europa neoliberal (y sumisa) del capital insaciable y la desmemoria orientada en la que en Rumanía una organización no puede denominarse «comunista» sin exponerse a que la consideren una «amenaza para la seguridad nacional»; en esta Europa, vertebrada en las cloacas de los Estados por la red Gladio durante décadas, que olvida sistemáticamente en papel esencial de los partidos comunistas y de organizaciones próximas en la liberación de Francia, Italia o Grecia, por no hablar del infame desconocimiento que reina sobre la casi inconmensurable generosidad poliética de los “rojos españoles”, el esencial y admirable legado del que deberíamos sentirnos todos herederos; en esta misma Europa que arroja igualmente toneladas de revisión sobre el papel nuclear del PCE, del PSUC y de tantas otras organizaciones comunistas en la lucha –con tanto sacrificio, muerte y heroísmo- contra el fascismo español y sus prolongaciones disfrazadas; en esa Europa del capital extremo que pretende abonar un retroceso histórico de dimensiones incalculables, en esta Europa demediada, decía, vale la pena recordar, es necesario hacerlo, que fue el Ejército Rojo, el ejército de la Unión Soviética, el ejército de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, compuesto en su mayor parte por trabajadores industriales y campesinos, quien liberó el campo de exterminio de Auschwitz, al tiempo que es imprescindible no olvidar que fue el sacrificio de millones y millones de ciudadanos (¡y ciudadanas!) soviéticos, comunistas muchos de ellos a pesar del atroz estalinismo que dirigía y dominaba su país, el que resultó esencial para el triunfo de la humanidad sobre el nazismo y el fascismo, sobre las tempestades de acero, como escribiría el nazi Jünger, que las grandes burguesías de muchos países -no sólo, desde luego, las de Alemania, Italia y España- fueron responsables de desencadenar con la misma abyección e infamia, y con los mismos beneficios complementarios, con los que dirigieron -con otros procedimientos… y con otros miedos- la Europa de posguerra, la subordinación a los planes imperiales diseñados por Estados Unidos y su forma de pasar página sobre gran parte de los dirigentes y cuadros fascistas, criminales destacados en muchas ocasiones, así como sobre las abultadas cuentas de beneficios de grandes multinacionales en absoluto ajenas a la madeja de explotación, represión y muerte tejidas en torno a organizaciones fascistas que tomaron el Estado con sus botas y violencia, y con el generoso apoyo económico de esas mismas empresas.

Nadie mejor que Primo Levi, un gran escritor, un filósofo enorme, un poeta, un resistente ejemplar, para recordar qué fue aquella infamia que intentó arrojar a la humanidad entera a un lodazal pletórico de antihumanismo. Si esto es un hombre.., considerad si es una mujer…

Los que vivís seguros

En vuestras casas caldeadas

Los que os encontráis, al volver por la tarde,

La comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si esto es un hombre

Quien trabaja en el fango

Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un panecillo

Quien muere por un sí o por un no.

Considerad si es una mujer

Quien no tiene cabellos ni nombre

Ni fuerzas para recordarlo

Vacía la mirada y frío el regazo

Como una rana invernal.

Pensad que esto ha sucedido:

Os encomiendo estas palabras.

Grabadlas en vuestros corazones

Al estar en casa, al ir por la calle,

Al acostaros, al levantaros;

Repetídselas al vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,

La enfermedad os imposibilite,

Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

¡Que nuestras casas se derrumben, que nuestros descendientes nos vuelvan el rostro!

“Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, / cuando asqueados de la bajeza humana, /cuando iracundos de la dureza humana…”. (Luis Cernuda, “1936”). Recordemos y recordémoslo a otros.

Autor: Salvador López Arnal (Rebelión)

*Fuente: Rebelión

Nota:

[1] http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4686

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


Entrevista con Iván Martýnushkin, liberador de Auschwitz

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