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13 historias de endeudamiento: El peso del CAE y el Fondo Solidario después de la universidad

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13 historias de endeudamiento: El peso del CAE y el Fondo Solidario después de la universidad
21.12.2017
Es un drama social arrastrado por años, camuflado en el endeudamiento promedio que afecta a las y los chilenos, bajo la noción ya perdida de la educación como un derecho. Son miles de jóvenes sujetos a un pago que se posterga por un plazo tan incierto como abusivo, de a veces 5, 10 ó más de 20 años.

La deuda educativa puede implicar una demanda de los bancos o una mochila eterna que complica conseguir arriendo, crédito hipotecario y la realización de cualquier plan futuro. Un obstáculo permanente en el desarrollo de planes y proyectos de más de 1 millón de familias que desde 2010 han acudido al Crédito con Aval del Estado y al Fondo Solidario para financiar sus estudios en la educación superior.

Un título -de proyección incierta- a cambio de un contrato bancario firmado a los 17 ó 18 años. Hoy las cifras, según el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, evidencian las dificultades del Estado para hacerse cargo: US$ 8 mil millones de deuda CAE y US$ 4 mil millones de deuda del Fondo Solidario. Un total de US$ 12 mil millones. 

La demanda del movimiento estudiantil quedó a la deriva tras la reciente elección presidencial. El presidente electo, Sebastián Piñera, cerró las puertas con insistencia durante su campaña a la condonación de la deuda, adelantando el fin del CAE y la creación de un nuevo sistema de financiamiento “solidario”. Por ahora, la incertidumbre vuelve a reinar.

Hay endeudados de todo tipo, lo que habla de la transversalidad del problema. De diversas edades, de instituciones públicas y privadas; cargando con montos que parecen posibles de afrontar y otros que no. Algunos ya fueron demandados y también hay quienes optaron por dejar de pagar, por diversos motivos. El Desconcierto recopiló varios testimonios y los pone a disposición de sus lectores, con el objetivo de visibilizar las múltiples realidades tras el peso de la deuda educativa.

1. Gissela Reyes, 29 años: “Nunca dimensioné el endeudamiento”

Diseño Industrial en la UTEM y Diseño Gráfico Multimedia en Arcos

Estudié Diseño Industrial en la UTEM con Fondo Solidario y Diseño Gráfico Multimedia en el Arcos con el CAE. Nunca dimensioné el endeudamiento, solo quería estudiar. El Fondo Solidario no lo he pagado nunca, me empezaron a cobrar sin que me avisaran mientras yo seguía estudiando y endeudándome con otro crédito.

Ahora me retienen los impuestos, me niego a pagarlo. Ya no boleteo en Chile. El CAE lo pago al día, pedí un monto súper pequeño pero tengo muuuchas cuotas que pagar. Creo que el Estado debería condonar la deuda, definitivamente. Pero no tengo buenas expectativas, porque Piñera ama que este tipo de deudas caigan sobre las personas.

2. Laura Barrios Hermosilla, 48 años: “Por ahora no veo solución”

Traducción en la PUCV

Solicité el Fondo Solidario y obtuve el 100% porque el ingreso familiar no alcanzaba. La desinformación respecto del campo laboral hizo que me endeudara sin cuestionar cuánto tiempo me tomaría encontrar trabajo. Pagué 9 ó 10 años sin atrasarme, pero las tres últimas cuotas, que permitirían optar a la condonación del saldo, no pude pagarlas y mi deuda volvió casi a cero.

Por ahora no veo solución, así que mi deuda aumenta y estoy en el “sistema comercial” debido a eso. ¿Piñera con voluntad para resolver esto? Perdón que me ría, ¿eh?

3. Óscar Quiroz Salazar: “Debo más 15 millones después de 8 años de pago”

Diseño Gráfico en la PUCV

Pedí Fondo Solidario y no lo dimensionaba para nada, en realidad no tenía otra opción, era la única manera de financiar la carrera al igual que mi hermano unos años antes. Cuando fui aceptado todavía tenía 17, estaba feliz por entrar a la U y lo único que tenía que hacer era firmar unos papeles que me tenían de cliente hasta los 40, no parecía una idea tan mala.

Actualmente debo más de 15 millones, después de 8 años de pagos. Al inicio eran un poco más de 12 millones, se supone que es un crédito a 15 años. En mayo se me hace pesado, ya que pago el 5% de lo que declaré el año anterior. A veces me ha tocado estar sin trabajo y ha sido complicado. Al principio lo sentía como una compensación para ayudar a las siguientes generaciones de estudiantes que lo necesitara, pero ahora con el CAE el panorama cambió. Son muchos años de deudas, estudié 5 años y debo pagar 15, una exageración, es una condena muy grande solo por estudiar. Debería ser un derecho.

4. Sofía Garrido Parra, 28 años: “Te va comiendo tus pobres ingresos durante 20 años”

Diseño Gráfico en el Duoc UC

En su momento pensé que el CAE sería una ayuda, ya que el monto que solicitaría no era tanto, pero al salir de la carrera mi deuda era de 4,8 millones (año 2012). Ahora mi deuda está cerca de los 5,3 millones. Nunca esperé que fuera en aumento (por razones de lógica uno piensa que baja) pero no es así: el crédito de consumo -porque eso es lo que es- te va comiendo tus pobres ingresos durante 20 años y con tremenda comisión, que logramos que bajara al 2% cuando salimos a la calle para hacer presión.

Si yo quiero pedir ahora un crédito hipotecario, no me lo dan por estar ligada con otro crédito. Si quiero perfeccionarme y realizar un postítulo, no puedo porque la plata no me alcanza. Si quiero estudiar debo pagar de nuevo una millonada. ¿Cómo le puedo creer a una persona que dice que “las cosas gratis generan menos compromiso”? La única expectativa que me da es que todo se privatizará más y los que estamos endeudados mantendremos una deuda más grande en los años que nos quedan por saldar.

5. Joel Díaz González, 30 años: “En lo cotidiano trato de sacarlo de mi mente”

Periodismo en la U. de Chile

Utilicé el Fondo Solidario porque mi familia no me podía pagar la carrera. A los 18 años no tenía demasiada conciencia sobre cuánto me tocaría pagar a futuro, pero era la única alternativa viable. Pese a que entré en 2005, por diversos factores, me demoré mucho en titularme y todo el pago se ha postergado un montón. Actualmente debo poco más de 17 millones de pesos que debo comenzar a pagar este 2017 y tengo plazo hasta el 31 de mayo de 2018.

En lo cotidiano trato de sacarlo de mi mente. No cargo con la mochila de esa enorme deuda. La primera cuota la pagaré con la devolución de impuestos próxima. Si bien me parece una situación de mierda, pretendo ir pagando de la plata que ahorro para otros fines. Creo que en la educación como un derecho social y pienso que Chile podría otorgar educación gratuita para cambiando varias cosas del modelo económico, pero no por ahora. Con el Gobierno de Piñera, la pequeña opción que había se desvaneció en el mediano plazo. Me gustaría pensar que mi hija Colomba, de 2 años, pueda estudiar gratis cuando a ella lo toque y pretendo luchar por ello.

6. José Tomás Castillo, 30 años: “El banco sigue considerando como mi domicilio la casa de mi madre”

Administración Pública en la Usach

Postulé al CAE porque por haber estudiado en colegio privado y tener 2 padres profesionales -sin importar que mi padre padezca de esquizofrenia y nunca pudo ejercer-, no pude acceder a otros créditos. Mi madre llevaba 2 años cesante cuando salí de 4to medio. En 2005 recién se estaba creando, no dimensionamos el peso de la deuda.

Actualmente son $8.500.000 más los intereses, dado que hace 2 años renuncié a mi trabajo para realizarme de forma independiente. Debo pagar personalmente en el banco las cuotas, las cuales no puedo saltarme porque sigue considerando mi domicilio la casa de mi madre. Aunque sé lo utópico que suena, yo preferiría una eliminación total de la deuda, sin que tenga el Estado que cubrirla, aún siendo algo gradual.

7. Catalina, 29 años: “Nuestro único crimen fue estudiar”

Fonoaudiología en la U. de Valparaíso

Usé Fondo Solidario en un 80% y CAE para el resto (aprox. 4 millones). En ese momento no lo dimensioné, me compré la mentira de “al titularse se los pelean chiquillos” y “vay a partir ganando como 900 lucas” así que pensaba que iba a ser súper fácil pagar. Siempre dije que no iba a vivir agobiada por las deudas como mis papás, pero un mes de mala suerte y todos mis planes se fueron a la cresta.

Mi deuda CAE está en cobranza judicial, debo aproximadamente 370 mil por cuotas de 40 lucas que dejé de pagar en marzo por quedar cesante. No pude congelar la deuda por no estar al día, tuve un problema de salud que no me dejaba buscar trabajo y que incluyó cirugía así que mi finiquito se fue a pagar eso. En total sube a 600 mil con la cobranza judicial y ya vinieron a mi casa con amenazas de embargo.

La situación es horrible y está siempre en el fondo de mi cabeza penándome, siento mucha culpa de haber llegado a esto y rabia por lo injusto que es haber nacido pobre y tener el descaro de querer ir a la universidad. Súmale que mi profesión cambió mucho en cuanto a empleabilidad y sueldo, entonces es más desesperanzador el pagar una deuda de algo que no me ha servido de mucho. Yo creo que el Estado debe y puede hacerse responsable después de haber endeudado a tantos cabros que no habíamos tenido ni siquiera nuestro primer trabajo. La condonación sería lo mínimo que pueden hacer. Nuestro único crimen fue estudiar.

8. Javier Poblete, 27 años: “Era la única forma que tenía para poder estudiar”

Odontología en la U. de Valparaíso

Tuve que estudiar con 3 créditos. Usando dos por año, uno cubría hasta arancel de referencia y el otro la diferencia con arancel real (Fondo solidario y crédito de la UV el primer año, y los demás fondo solidario y CAE). Estaba totalmente claro de la deuda (26 millones aproximadamente), pero era la única forma que tenía para poder estudiar. Además tenía que comprar materiales cada año, incluso llegando a gastar más de un millón y medio de pesos. Imposible sumar a eso el arancel.

Actualmente pago el CAE y crédito UV. Con el CAE pedí la rebaja al 10% de renta. Y el crédito UV lo planifiqué a 5 años (la deuda era de un millón y algo), así pago cuotas más pequeñas. Y a partir de ahora debo empezar a pagar Fondo Solidario, ya me lo notificaron. Trabajo boleteando y hay meses que recibo más que otros. Los meses con menos sueldo muchas veces se me hace difícil poder pagar todo.

9. David Parada Arias, 27 años: “Entré con 17 años a la universidad y dije que sí a ojos cerrados”

Pedagogía Educación Musical en la U. de Concepción

Usé el Fondo Solidario. Entré con 17 años a la universidad y en mi mente adolescente-soñadora dije que sí a ojos cerrados. Obviamente no pude ver todo lo que iba a comprometer a futuro. Luego de terminar mis estudios me olvidé por completo del crédito. El 2016 empezaron a llegar cartas a mi domicilio. Sin importar cuántas horas trabajaba a la semana, el sistema se quedaba con que ya había pasado mi tiempo de gracia y era hora de pagar. No hice caso, estuve ahorrando e intentando lograr estabilidad. Un día quise cambiarme de banco para postular a algún crédito hipotecario, pero me encontraba en Dicom. Ahí me di cuenta que todo estaba conectado y maquiavélicamente sincronizado.

Es una impotencia tan grande sentir que se trabaja para pagar algo que desde un principio debió ser un derecho. Con lágrimas en mis ojos y una angustia tremenda tuve que sacar todos mis ahorros hasta ese momento: 4 millones de pesos, no era mucho pero costaron y los guardaba con mucha esperanza para optar a algo. Hoy pago 70 mil pesos mensuales. A pesar de haber pagado 4 millones de pesos al contado mi deuda asciende a los $10.260.086. Negocio redondo.

10. Diego Gianini, 30 años: “Debo 18 millones, llevo 3 años pagando”

Periodismo y Psicología en la UC

Utilicé el CAE el primer año en que el beneficio estuvo disponible. Recuerdo que cuando supe que lo obtuve me sentí favorecido. No dimensionaba la deuda que implicaba a futuro, probablemente por ser un adolescente ingenuo. Se me hizo firmar un contrato todo apurado en un subterráneo de centro, había una cola de gente, me dijeron “después lo lee, le va a llegar a la casa una copia del contrato”, lo que nunca ocurrió.

Actualmente debo 18 millones, llevo 3 años pagando y en las condiciones actuales del crédito me quedan 17. Las implicancias son grandes, como profesional de las ciencias sociales que ha decidido trabajar en el ámbito público, mi sueldo es bajo, y además de descontarle salud y AFP debo destinar todos los meses el 10% del mismo en mi deuda universitaria. Creo que el Estado debería condonar como forma de reparación a todos los que nos sentimos engañados por esta política “pública” que solo ha beneficiado a las instituciones financieras. 

11. María Paz Castillo, 33 años: “La deuda es algo que ni siquiera puedo imaginar”

Relaciones Públicas en la Uniacc

El CAE para mí era como la gran oportunidad porque mi carrera no estaba en universidad estatal ni el Cruch. Lo sumé a una beca interna de la universidad, más aporte propio. No dimensionaba en lo más mínimo lo que significaría. En un momento no pude seguir estudiando por mi situación económica y familiar. Pensé en cambiarme de carrera y en una jugada extraña, la universidad me indicó que harían un traslado interno sin cambiar nada en relación al CAE. Al intentar congelar y cambiarme, me encontré que ninguna institución me recibía viniendo con un CAE de otro lado y que sí se había efectuado el cambio. Estaba sin pan ni pedazo.

Implicó un nivel de estrés tan grande saber que tenía una deuda tremenda y que tampoco podía seguir estudiando, que simplemente dejé mis estudios a medias. Las ganas de estudiar se acabaron. Tomé la opción de simplemente olvidar la idea. La deuda es algo que ni siquiera puedo imaginar. Cuando fui a preguntar a la universidad sobre mi situación, simplemente me dijeron que a ellos no les importaba si tenía buenas notas o si me gustaba lo que estudiaba: lo importante era pagar. Me lo repitieron muchas veces por teléfono también. 

12. Lorena Rojas Salfate, 32 años: “No hubiera firmado el CAE si hubiera sabido todo lo que sé ahora”

Pedagogía en Inglés en la Usach

El Fondo Solidario lo dejé de pagar desde que estuve cesante y me dijeron que sólo se podía optar al beneficio de no pago una vez. Mi deuda con el CAE está al día pero no baja en monto, ya que pedí en dos oportunidades no pago por cesantía. El CAE figura como crédito de consumo, por lo cual nunca he podido calificar para un hipotecario u otro crédito. Limita en muchas áreas mi vida. El daño del CAE es tremendo en cuanto a movilidad: no puedes comprar vivienda, no te puedes casar porque le traspasas la deuda a tu pareja. Creo que muchos de los estudiantes jamás pensaron en las consecuencias. Yo no hubiera firmado el CAE si hubiera sabido todo lo que sé ahora. 

A los deudores educativos se les considera unas lacras que quieren abusar de una “ayuda social”, de que hicieron uso del crédito, se convirtieron en profesionales y aún así no quieren pagar. Nadie repara en las cláusulas abusivas. Nadie repara en el enorme daño que se le hizo a generaciones completas.

13. Paulina Troncoso, 29 años: “Me aleja de la idea de comprar mi vivienda propia”

Terapia Ocupacional en la Universidad Austral

Mi única opción fue el CAE, soy hija única y mis dos padres trabajando, casa uno con sus deudas respectivas no podían financiar mis estudios. Sabía que me estaba metiendo en una deuda enorme pero no me explicaron ni tampoco pregunté mas por la escasa opción que tenía de pagar. Mi deuda va aumentando mes a mes gracias a que es en UF y pago siempre antes del día 5 para que no me aumenten los intereses. En mi vida cotidiana significa estar amarrada a un crédito que ni siquiera puedo prepagar si es que ahorrara un par de cuotas, también me aleja de la idea de comprar mi vivienda propia.

Yo creo que primero se debería evaluar la deuda, de cierta forma reestructurarla, no puede ser que nos amarren a veinte años con un interés enorme y sin posibilidad de pagar varias cuotas de ser posible. Tal vez condonar la deuda a quienes ya llevan al menos 10 años de pago, puesto que si se hace el cálculo con ese tiempo la deuda estaría de cierta forma saldada. 

*Fuente: El Desconcierto

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