Marruecos dispersa en diferentes prisiones a los presos políticos saharauis de Gdeim Izik
por Cristina Martínez Benítez de Lugo (España)
7 años atrás 2 min lectura
Ya sabemos cómo han sido dispersados los presos. Es doloroso. Va a ser aún más duro para ellos sin la sensación de grupo. Les pretenden quitar su fuerza. Ahora va a ser más difícil defenderse, avisar, pedir auxilio. Les han dividido en 6 cárceles distintas. Tres de ellos han quedado solos.
Entre las cárceles que se mencionan, las hay famosas por las torturas. Esperemos que no vuelvan a empezar.
Las cárceles están alejadas unas de otras. Ya no sólo han roto la cohesión del grupo sino que han destrozado un vez más a las familias. Primero se tuvieron que buscar casas en Salé, cerca de la cárcel de Salé, donde estaban los presos. Hay que recordar la enorme distancia entre su domicilio y sus nuevas casas de alquiler para estar cerca de los presos y poderles ir a visitar una vez a la semana a la cárcel. Fue difícil encontrar casas. Estaban unas cerca de otras y las familias se apoyaban mutuamente. Luego se llevaron a los presos a Aarjat, a unos 15 km. de Salé. Ya era un problema trasladarse. Pero ahora se rompe todo. Cada prisión está en un punto de Marruecos, ninguna en los territorios ocupados.
¿Cómo van a hacer Tahlil, Laroussi y Asfari para mantener su presencia de ánimo? Y sus familias, aisladas.
Cada preso tiene un ánimo, una característica, algo que enseñar al otro. Y cada uno era el apoyo de todos.
Cárcel de El Aarjat
Naama Asfari
Cárcel de Kenitra
Abadallahi Lejfauni
Ahmed Sbai
Mohamed Bourial
El Houssein Zawi
Mohamed El Bachir Boutenguiza
Abdallahi Abaha
Cárcel de Okacha, en Casablanca
Abdeljalil Laroussi
Cárcel de Tiflit
Jada El Bachir
Hassan Dah
Brahim Ismaili
Cheij Banga
Abdallah Toubali
Juna Bobit
Haddi Mohamed Lamine
Cárcel de Ait Melloul
Mohamed Embarek Lefkir
Mohamed Banni
Sidahmed Lemjiyed
Cárcel de Bouzakarine (40 kms al norte de Guilmine)
Mohamed Tahlil
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«Creo que el FP debería plantearse estas cuestiones, ocuparse mejor de encuadrar a su gente, enseñarles a trabajar en la clandestinidad, mejorar la organización para no hacer –como hoy- el ridículo ante el enemigo.»
Los yanquis obligaron a la España franquista a entregar el Sahara Occidental a Marruecos, para instalar en el norte de África un poder religioso semejante al de Arabia Saudí en el cercano oriente. Desde entonces, los saharauis sufren a manos de Marruecos el mismo terrorismo que sufren los palestinos a manos de Israel.
La dinastía marroquí ha utilizado siempre la protección que tiene de los yanquis para chantajear a España y de paso a Europa en cuestiones económicas que le permita robar los recursos minerales del Sahara y también colocar sus productos agrarios en Europa sin necesidad de tener que sufrir la competencia del mercado libre.
Siempre reciben cuotas de exportación a cambio de «colaborar» ficticiamente contra el terrorismo sunita y de no facilitar el paso de pateras con inmigrantes que llegan a las costas españolas, cuando lo consiguen sin haber sido tragados por el mar.
Todo esto funciona como una balanza de dos platillos. Si suben las cuotas, baja el número de atentados terroristas en Europa y también el número de pateras que se dirigen hacia España, o viceversa. Si bajan las cuotas, aumenta el número de atentados terroristas y el de las pateras.
Las ventajas de esta situación es un instrumento más que tiene la CIA para someter a Europa y obligarla a obedecer en todas las demás cuestiones internacionales. Las desgracias las sufren los saharauis a manos del régimen terrorista marroquí.