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Historiadores ponen la lápida al rodeo: Aseguran que ya no responde a la cultura del Chile del presente

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En medio de críticas por maltrato animal

29 agosto, 2017

Historiadores ponen la lápida al rodeo: ya no responde a la cultura del Chile del presente aseguran
Los académicos Gabriel Salazar, Sergio Villalobos, Cristian Medina y William San Martín analizan el rodeo chileno desde diversas perspectivas. Para el primero el rodeo ni siquiera es parte de la cultura popular, para el segundo esta práctica no representa el Chile del presente, más igualitario y democrático, mientras que para el tercero se trata de una tradición acotada, del Valle Central, que ha tenido un efecto de amplia difusión.

En un momento en que muchas tradiciones están bajo la lupa, como los concursos de belleza, hoy criticados por «cosificar» a la mujer, el cuestionamiento ha llegado al rodeo para quedarse.

Los animalistas, como el grupo Animal Libre, acusan que es una práctica cruel con los animales. La Federación Chilena de Rodeo ha justificado su existencia a través de su presidente Cristian Moreno, según el cual «el rodeo es cultura».

El debate se parece al que afecta desde hace un tiempo a las plazas de toros en España, donde por una tradición centenaria un toro es masacrado frente a una multitud que aúlla y celebra, y hoy también causa controversia entre los historiadores chilenos. ¿Es o no cultura? ¿Es tradición? ¿O son simplemente vestigios de un añoso salvajismo que es hora de desterrar?

«Creo que es algo exclusivo de Chile, típicamente chileno», pero «en el campo chileno, no en todo Chile, no en las ciudades», resume Sergio Villalobos al ser consultado sobre una definición. Para su colega Cristian Medina, el rodeo, igual que la cueca, se ha implantado porque «las naciones necesitan elementos constitutivos de su condición de sociedad y de país. En este caso, las tradiciones campestres del Valle central han tenido una difusión y consolidación a nivel del imaginario colectivo nacional».

Historia y cifras del rodeo

El rodeo es una práctica que data de la Colonia. Se realiza en una medialuna ante un público, y consiste en que un jinete sobre un caballo debe atacar un novillo en determinados lugares de la cancha, según lo cual recibe un puntaje.

No es reconocido como un deporte por el Ministerio respectivo, aunque sí por el privado Comité Olímpico. Históricamente ha recibido cuantiosos subsidios estatales para su realización luego que la extinta Dirección General del Deporte (Digeder) lo declarara «deporte nacional» en 1962.

Es parte de las fiestas en el campo  y tiene su escenario central en Rancagua, donde todos los años se realiza un Campeonato Nacional. Hay más de 100 asociaciones en todo el país que practican el rodeo, con unos 26.000 socios.

«Práctica pobre»

En palabras del historiador William San Martín, el rodeo es una «práctica cultural», en el sentido de aquellas que realiza un determinado grupo de personas hacen de manera medianamente regular por motivos que pueden ir del puro entretenimiento hasta razones más económicas o políticas.

Su colega Sergio Villalobos, Premio Nacional de Historia 1992, cuenta que el rodeo nació de la práctica de hacer pastar el ganado, que generalmente lo hacía de manera libre en el campo. Una vez al año se le reunía, se le llevaba a los corrales, y ahí con los caballos se le iba atajando y metiendo en los corrales.

«Ha sido cultivado en el campo y se transformó en fiesta lo que era una faena tomando chicha, vino. Era una fiesta anual», comenta.

Para él se trata de «una pobre manifestación de cultura popular, que no significa mucho, fuera de la crueldad con los animales».

«Si uno compara con la faena en el campo en Argentina, donde el jinete se luce montando el caballo, haciendo piruetas, parándose encima, saltando por los lados, el rodeo chileno es muy pobre. Si se le compara con el mexicano o el norteamericano, con la doma de animales, que expone al hombre a ser botado, pisoteado, nuestro rodeo es una pobre forma de celebrar las tareas», profundiza.

Cuestión de patria

Villalobos estima que es típico del campo chileno, no de la ciudad. Coincide con eso su colega Cristian Medina, académico del Instituto de Historia de la Universidad de San Sebastián (USS).

«En un país tan extenso como Chile, asumir que es una tradición que recorre de norte a sur, y de cordillera a mar, creo que sería una audacia», expresa. «Sin embargo, el rodeo ha logrado posicionarse como una tradición del Valle Central y ha tenido un efecto de difusión muy amplio y muy reconocido a nivel histórico. Por lo tanto, la gente suele asociarlo a una cuestión nacional. Además en un momento de la historia patria reciente se llegó a señalar que era el deporte nacional».

Medina explica que a partir de allí surge la construcción de un imaginario «como que en todas partes de Chile hubiera una medialuna, pero tiene que ver con las construcciones culturales que se hacen en su momento».

¿Tradición o práctica cultural?

Para este historiador, el rodeo es una tradición del Valle Central, como la cueca», que se ha implantado porque «las naciones necesitan elementos constitutivos de su condición de sociedad y de país. En este caso, las tradiciones campestres del Valle central han tenido una difusión y consolidación a nivel del imaginario colectivo nacional».

Para otros el rodeo ni siquiera es parte de la cultura popular. «El pueblo mestizo no tenía acceso a la propiedad porque no tenía derechos», argumenta el historiador Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006. «En consecuencia, difícilmente los mestizos pudieron haber manejado un ganado propio para cultivarlo, desarrollarlo. Por tanto, el rodeo no es una costumbre popular mestiza propia del pueblo chileno».

«El rodeo exige que exista un ganado y un propietario, y que haya además una medialuna donde se practique el rodeo. Y eso no es del pueblo chileno, sino de los hacendados. La hacienda es de la oligarquía terrateniente, no del pueblo. Es falso que sea una costumbre del campo chileno en el sentido del pueblo, claramente no», asegura.

Clave histórica

Sin embargo, hay una clave más, referida a su difusión. Porque San Martín recuerda que el rodeo como lo conocemos hoy, como un «deporte nacional», nace en la decada de los 1960 como parte de los esfuerzos conjuntos del Estado chileno, organizaciones de criaderos de caballos, y terratenientes influentes de la zona central.

«En momentos en que serias transformaciones se estaban desarrollando en la estructura de tenencia de la tierra y en la modernización del campo chileno, estas organizaciones, muy influyentes políticamente, vieron en el rodeo un símbolo del orden social tradicional que debía ser mantenido frente al resto de las transformaciones», recuerda, en el contexto de la Reforma Agraria.

«Es allí donde el Estado de Chile, junto con asociaciones de huasos y de criaderos de caballos, regulan lo que es llamado el ‘rodeo oficial’, separándolo como una actividad de ‘diversión’ diferente de otras actividades propias de la vida en el campo, y lo empujan para convertirse en un ‘nuevo símbolo nacional'», agrega.

Es en este periodo donde los medios de comunicación dan amplia cobertura a al rodeo y lo presentan como un «símbolo de la chilenidad» mas allá de la zona central, en sus palabras.

El futuro del rodeo

Hoy, en medio de los cuestionamientos, queda abierta la pregunta sobre el futuro de esta práctica.

«Cada sociedad y cada generación se va dando ciertas atribuciones de reinterpretar sus propias visiones del pasado. En este caso, una actividad como esta, como pueden ser los toros en España, es cuestionada» al pesar el tema medioambiental o animalista, señala el académico de la USS.

Este cambio de visión tiene que ver además para San Martín «con la construcción de un Chile más democrático y diverso».

«Chile ya no es el Chile de los sesenta con un sistema de inquilinaje en transformación que requería un símbolo de unión entre el patrón y el peón para representar la unidad nacional», explica. Tampoco es una sociedad en un régimen autoritario que necesita la figura del patrón de fundo como garante del orden social, añade.

«El proceso de democratización en la década de los 90 ha generado un Chile que hoy busca el desarrollo de las regiones, un Chile que valora la diversidad, un Chile que demanda un sistema más igualitario. Por esto el rodeo, no representa hoy el Chile del presente, ni los desafíos que Chile tiene para avanzar en una sociedad mas igualitaria y democrática».

Para Medina, «cuando hay elementos que se enraizan con el ser nacional, es muy difícil que los extirpen, como puede ser el caso del rodeo o la cueca», porque además no se practican sólo en el Mes de la Patria, sino todo el año.

San Martín, en cambio, apuesta por su pérdida de importancia o desaparición, como ocurrió con los fuegos artificiales que desaparecieron de las familias para terminar con las quemaduras que sufrían los niños.

«Así como el rodeo se transformó en ‘deporte nacional’ 50 años atrás, el Chile del 2050 seguramente tendrá otras ‘tradiciones nacionales’ que mejor representen el Chile de entonces», concluye.

*Fuente: El Mostrador

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1 Comentario

  1. José Maria Vega Fernandez

    No demos más rodeos al asunto, por favor.
    Mas bien favorezcamos todo lo que es arte y musica que realce los valores tradicionales y les vuelva a dar vida de suerte que, como Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Perú, ponga a la gente a crear más y no a maltratar anmales…
    Y no me refiero a Los Parra, a la Violeta , y a Victor, solamente, sino a todo los valores del folclore sudamericano.
    Que se enriqueció enormemente con la musica que, proveniente de Europa, llegó con los colonizadores, aunque fueran violentos invasores.

    El Rodeo hasta se parece al Rodeo Texano….

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