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Comunicaciones, movimientos sociales y resistencia

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Artista Silvia Ariza Título «Bajo las banderas de la patria»

Hace unos días la periodista Pilar Molina, conocida apologeta del neoliberalismo, apoyándose en todo el aparato mediático de los medios de comunicación masiva al servicio del capital pretendía convencernos de que había sido maltratada por un político por entregarnos información verdadera que enturbiaba a un candidato de derecha. Estrategia política que obedece a la sensación de temor que tienen hoy los poderes del mercado de que Piñera no sea el candidato del pacto de derecha, dada la posibilidad de que pierda en primarias frente a candidatos de su misma coalición que presentan una visión política más conservadora e integrista.

Esta “mártir de las comunicaciones” y “sacerdotisa de la verdad”, es parte del grupo de ideólogos que se encuentran asustados frente a la sospecha del crecimiento de nuevas fuerzas políticas que alterarían en algún sentido el orden del duopolio. Los medios comprometidos con el engaño a la ciudadanía quedan expuestos a la opinión pública generando así oportunidades para dejarles caer la crítica argumentativa. Son estos medios servilistas al capital los que no hacen otra cosa más que trabajar en favor de una política del dominio, generando productos de consumo culturales que padecen la mayoría de los ciudadanos excluidos de la formación de pensamiento crítico y ciudadano. Estos sujetos vulnerados de derechos humanos importantes como la educación son parte de una clase social a la que le cuesta desprenderse del legado ideológico propio de países clasistas como los nuestros en donde se abusa de una clase subalterna y por lo tanto explotada.

Es grave el problema del control de la comunicación, en Chile es muy poco tematizado, en Argentina en otros momentos tuvo mayor interés, por ejemplo con esa batalla heroica del pueblo hermano y vecino que conseguía instalar la denominada ley de medios, la cual con el gobierno de derecha de Mauricio Macri ha sido vulnerada en su gobierno de atropello a los ciudadanos. Sabemos de hace tiempo del control de la información a manos de los Edwards o Magnettos.

El análisis, en esta ocasión, cuestiona el uso teatralizado de víctima de censura que hacen aquellos periodistas, comunicadores o ideólogos, que estando al servicio del poder se victimizan cuando son tratados como corresponde. Acostumbrados a los privilegios que les otorgan aquellos a los que sirven, cuando no son la “monedita de oro” vociferan en favor de los valores democráticos, que en la mayoría de las ocasiones niegan, invisibilizan y maltratan. Atrapados en esas lógicas que defienden la idea de la naturalización de los privilegios para los que se ensucian las manos en el robo sistemático a nuestras naciones perjudicando al pueblo trabajador explotado.

Los mártires heroicos de las comunicaciones no son estas quejumbrosas y quejumbrosos, son aquellos que con sus investigaciones y sus publicaciones son criminalizados por los poderes judiciales, esos comunicadores que tienen orden de arraigo en sus países, que son demandados por políticos y por empresarios como Luksic. La ciudadanía debe solidarizar con aquellos comunicadores que son perseguidos, así no se aumentan las listas de desaparecidos o asesinados. La red de protección es necesaria no sólo para los comunicadores de la prensa, ya que los líderes de los movimientos sociales también son perseguidos, amenazados, encarcelados y asesinados, sufren estos últimos de persecuciones muchos más brutales. Lo que no han entendido estos mercaderes ambiciosos y corruptos es que el pensamiento libre siempre encuentra vías por las cuales manifestarse resistiendo a esas persecuciones que realizan. Nuestra democracia debe madurar hasta que quienes hoy son perseguidos por el poder hegemónico deben caminar libres por nuestras calles y los perseguidores que custodian la injusticia sean quienes no puedan caminar tranquilos ocultando la sucia conciencia que tienen.

En necesario dar un grito de alarma para que la ciudadanía exija su derecho a la información, esto requiere del respeto a los derechos de los comunicadores. No se puede tolerar que los Estados utilicen sus instituciones para silenciar las ideas que ayudan a una mejor democracia. La comunicación de las ideas sin duda puede aportar al buen vivir. El capitalismo salvaje de nuestros países, alcanza categoría genocida, en cuanto a que atenta contra la vida a partir de la mercantilización de la naturaleza, deshumanización que no puede seguir favorecida por el apoyo popular.

Los nuevos rostros de la política agrupados en el Frente Amplio deben asumir con mucha consecuencia el desafío que impone una propuesta política de transformación a la barbarie del capitalismo salvaje. Tenemos que estar atento no sólo a las derrotas de la derecha sino que también a sus triunfos, ya que estos mercadores mentirosos no sólo vienen por más: vienen por todo.

Alex Ibarra Peña
Colectivo de Pensamiento Crítico “palabra encapuchada”

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